A veces bien y otras también!!!

Tod@s pasamos por malos momentos alguna vez, enfrentamos situaciones difíciles que nos ponen a prueba y en la que no necesariamente nos sentimos bien. Es muy fácil encontrar mensajes de optimismo en las redes o en algún consejo de alguien, pero la verdad es que cuando se atraviesa por una dificultad es muy difícil recuperar el ánimo. Este post pretende reivindicar el hecho de atravesar malos momentos, sintiéndonos mal, porque son etapas necesarias para nuestra evolución. Sentirnos mal también esta bien!!!!

En las últimas décadas han surgido propuestas y corrientes de pensamiento que proponen una vida de felicidad y sin momentos de sufrimiento, una construcción idílica de la realidad; porque sabemos que es imposible vivir permanentemente en un cuento de hadas. Es necesario transitar por nuestras emociones de manera coherente, es decir alegrarnos y ser optimistas; pero también vivir al 100% nuestros estados de ánimo, respetando los tiempos y aprendizajes de cada experiencia que nos toca vivir.

En la cultura oriental se reconoce las ventajas de pasarlo mal de vez en cuando, porque nos aporta sabiduría, nos entrena en resistencia, nos ayuda a ser más compasivos y nos lleva a respetar de un modo profundo la realidad. Pensemos que si queremos evolucionar y renovarlos, de seguro tendremos que atravesar algún desierto más o menos árido.

Cuando el éxito nos sonríe, nos sentimos fuertes, invencibles y algunas veces podemos caer en la arrogancia. Sin embargo, cuando nos enfrentamos a un contratiempo, a un fracaso o a una pérdida, nuestras seguridades se tambalean un poco; es entonces cuando reflexionamos y valoramos cosas que dábamos por sentadas. Abrazamos la humildad. Tal Ben-Shahar, profesor de Harvard, dice que “cuando estamos en éxtasis, miramos hacia arriba, hacia el cielo, hacia el infinito, y cuando estamos pasándolo muy mal, tendemos a mirar hacia abajo, hacia el suelo, hacia lo finito”. Y ambas miradas son necesarias para completarnos como personas».

No interpretemos este post como una alegoría a los malos momentos, la idea es transitar por ahí con coherencia y tratar de salir de ahí lo antes posible con el máximo aprendizaje posible.

¿Cómo se hace?

  • Aceptando la realidad, que no quiere decir que comulguemos con ella. Si no nos gusta, solo cada uno de nosotros podemos tomar acción para construir una nueva realidad. Lo importante es ser flexible a los cambios y luchar por reinventarnos!
  • Alejémonos del drama, de los lamentos y las culpas. No perdamos tiempo en ello, ahora hay cosas más importantes en las que ocuparse.
  • Identifiquemos el aprendizaje, descubramos y reconozcamos el aprendizaje de esa experiencia; solo así podremos pasar al siguiente nivel.
  • Gestionemos nuestras emociones, seamos amables con nosotros mism@s y diseñemos nuestro plan de acción con coherencia y optimismo.
  • Confiemos en la sabiduría del tiempo. Todo pasa, pero encarguémonos de que pase bien! Recarguemos nuestra energía, sigamos luchando sin bajar los brazos. Y si nos sentimos mal en algún momento, creamos en que somos capaces de controlar esa emoción, es decir, tenemos el poder de decidir cuánto tiempo durará la depresión.
  • Pensemos en que cada situación difícil por la que atravesemos contiene un don para nosotr@s, que podemos encontrar a través de la gratitud. Por ello es necesario pensar que aveces la pasamos bien y otras también!!!
Ilustraciones tomadas de Internet
Dulcinea
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