Abrazando mis Emociones
Las emociones son inherentes a los seres humanos. Aunque algunos traten de reprimirlas, todos las sentimos porque son parte nuestra energía interior. Las emociones son señales y mensajes que vienen desde el alma respecto a los pensamientos que nos embargan.
Cada uno de mis pensamientos genera una emoción, es un proceso automático. Por ejemplo cuando tenemos pensamientos limitantes, algo así como “no voy a poder” “no soy capaz” , instantáneamente nos sentimos mal. Tenemos una emoción negativa que nos indica la distancia entre ese pensamiento y nuestra esencia. Por el contrario, cuando pensamos “si puedo” “soy capaz de”, nos sentimos muy bien porque la emoción positiva nos indica que ese pensamiento nos acerca a nuestra esencia.
Dicho esto, las emociones funcionan como alertas, es decir cuando nos sentimos mal es porque nuestros pensamientos nos están llevando a esa baja vibración y viceversa. He leído algunos textos en donde clasifican a las emociones como negativas o positivas, pero creo que es una atribución arbitraria; yo concibo a las emociones como una energía que está en constante movimiento y que promueve muchos cambios en nuestro interior que son reflejados en nuestro exterior.
Te doy un ejemplo, cuando discuto con mi pareja o amigos; considero que estoy soportando una situación con la que no estoy de acuerdo, trato de ser paciente; pero es inevitable sentir enojo conmigo y con la otra persona. Me da miedo reaccionar y me siento aprisionada e incómoda. Cuando llego a mi límite emocional y me enojo, libero esa energía contenida y tengo la sensación de que recupero el control. Pero aquí debemos analizar, ¿cuánto me he enojado? ¿Cómo he canalizado mi enojo? ¿Parte de esa reacción ha sido gritar, insultar, ofender y agredir?
Enojarse esta bien, es parte de nosotros y debemos abrazar todas nuestras emociones. Pero también es importante aprender a canalizar esa emoción, que no tiene que ver con contenerla o reprimirla; sino con conducirlas hacia estados más constructivos de nuestra integridad. Nuestra tarea es darnos cuenta que podemos mover nuestra energía desde una posición molesta a otra mejor, de manera gradual y armoniosa. Tampoco se trata de pasar del enojo a la alegría de manera inmediata, pero sí de transitar por los matices que la vida nos regala.
Las emociones no son bestias salvajes a las que debo domesticar, todo lo contrario debo dejar que fluyan como parte de mi crecimiento interior. Debo regalarme la oportunidad de abrazarlas y dejar que interactúen en mi camino. Si siento que alguna me lastima, debo trabajar en elegir adecuadamente mis pensamientos. Conectar de manera amorosa mis pensamientos a mi alma; dándome cuenta que soy yo la que siente cada emoción, pero no soy la emoción, soy mucho más grande que ella.
Imágenes tomadas de Internet
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