Agradecer desde el Corazón
Estoy convencida que a todos nos enseñaron desde pequeños a decir “gracias”; es una norma social importante y parte de nuestra educación de buenos modales. Me atrevería a decir que yo no he pasado ni un solo día de mi vida sin pronunciarla, por lo menos una vez en el día. Tal vez, esa cotidianidad haya hecho que sea como un acto reflejo, que la repita de forma automática y que sin darme cuenta, en algún momento de mi vida le haya restado valor.
La palabra “gracias” nos ayuda a aumentar nuestro bienestar emocional y mejora las relaciones con nuestro entorno. Nos permite valorar nuestro presente, ser personas más felices, positivas y optimistas. Es importante dar y recibir las gracias con verdadero sentimiento con humildad y alegría; valorando sinceramente todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Confiemos en que todo lo que nos toca vivir es un regalo, una gran oportunidad de desarrollo personal y colectivo.
Es importante sentir gratitud por todo lo que tenemos, por cada nuevo día, por el agua que nos permite asearnos, por el café de las mañanas, por la compañía de tu pareja y de tus amigos, por tu familia, por el trabajo, por tener oportunidades académicas o laborales. Pero también debemos agradecer el tráfico de regreso a casa, los conflictos en el trabajo, los desacuerdos con tu entorno, por nuestro stress de cada día. Agradecer lo bueno y lo aparentemente malo es la mejor manera de desarrollarnos personalmente; de valorar nuestra vida a plenitud. Es cierto que es muy dificil agardecer por las cosas malas como la injusticia, las guerras o el sufrimiento; pero cuando algo muy difícil nos es dado, es un desafío tener la capacidad de sobreponernos aprendiendo de algo que a veces es doloroso. Esa es la maravillosa riqueza de la vida.
Muchas veces, nuestras actividades diarias y lo complicado de nuestros tiempos nos distraen del verdadero sentimiento de agradecer desde el corazón. Olvidamos lo importante que es valorar todo lo que pasa en nuestras vidas, lo bueno y lo malo; apreciar todo lo que nos permite ser las personas que somos. Lo importante es detenernos, tomarnos un tiempo para apreciar y valorar desde lo mas pequeño a lo mas grande.
La palabra “gracias” es una entonación mágica, llena de poder. Debemos tratar de decirla con mucho sentimiento varias veces al día a distintas personas cada vez. También es importante apreciar la gratitud, recibirla con alegría y mucha humildad; pensemos que cuando alguien nos dice “gracias” es una retribución y un reconocimiento, que también nos merecemos. Tengamos en cuenta que un mundo agradecido es un mundo de gente alegre y feliz; gente enfocada en valorar su entorno y por construir relaciones basadas en la consideración y el respeto a los demás. Trabajemos de manera individual en cultivar nuestro agradecimiento para poder construir una red de personas agradecidas, que sean parte de una sociedad mas armoniosa.
Te propongo hacer un ejercicio que practico hace algunos meses; se trata de tomarte un tiempo para ti antes de dormir y pensar en todo lo que has recibido durante ese día. Lo bueno y lo no tan bueno (aunque después será positivo porque servirá para aprender algo). Luego piensa en todo lo que has dado. No te olvides de nada!!! Lo importante es valorar y agradecer todo lo que damos y recibimos a cada instante de nuestras vidas.
Antes de terminar este post, quiero agradecerte con mucha honestidad y desde el corazón, por estar aquí, por dedicar parte de tu tiempo en leer este artículo y por ser amigo (a) de la Ruta de Dulcinea, que es parte de mi camino de aprendizaje; y si te hace sentido, del tuyo también.
Comparto un cuento que me gusta mucho para ilustrar el verdadero significado del agradecimiento:
Un hombre se quejaba con un amigo: “Mi casa es un infierno. Vivimos en una habitación mi mujer, mis hijos, mis cuñados y yo. No hay espacio para todos”
El amigo le dijo que tenía la solución a su problema. Le preguntó cuántos animales tenía y el hombre le contestó: “una vaca una cabra y seis gallinas”
Entonces, el amigo le dijo que ponga todos los animales dentro del cuarto y que volviese dentro de una semana.
El hombre puso todos los animales dentro del cuarto. A la semana siguiente volvió con el amigo y le dijo: “Estoy enloqueciendo, voy a colapsar. Todo es un desastre”
El amigo le aconsejo que vaya y saque todos sus animales de la habitación y vuelva en una semana más.
El hombre lo hizo . A la semana volvió con él y le dijo:“Ahora la casa es una maravilla, tan limpia, es un paraíso.”
Imagen tomada de Internet
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