Cierre de paz
Ya casi se termina el año y muchas personas sienten el agobio de cerrar cosas, nos han vendido la idea que siempre debemos cerrar los círculos. Nos obsesionamos y queremos que nuestras preguntas sean respondidas. Queremos entender cosas que tal vez nadie puede explicar. Queremos cavar profundo hasta encontrar lo que buscamos. Incluso podemos cansarnos y desesperarnos y hasta crear una ilusión para darnos un cierre y seguir adelante… pero ¿realmente necesitamos cerrar todo para sobrevivir?
Los cierres no siempre son necesarios. Algunas veces no ayudan al proceso de sanación, sino que prolongan el sufrimiento. Tal vez no quieras tener esa reunión con alguien que te lastimó y repasar una lista de preguntas para encontrar respuestas que ya no tienen sentido. Es importante ser consciente que no necesitas eso para seguir adelante con tu vida, considerando que la mayoría de esas conversaciones ni siquiera se sentirán como un cierre, porque te desvías y te olvidas de hacer todas tus preguntas o te ciegas y no puedes recordar todas las respuestas. ¡Esto hará que tu agujero emocional sea más profundo, necesitando más cierre para cubrirlo! Con las emociones a flor de piel, tal vez termines discutiendo, alegando, negociando y trayendo al presente cosas que ya son parte del pasado.
Entonces, ¿por qué sentimos la necesidad de buscar siempre el cierre? Tal vez sea solo la palabra misma la que alimenta nuestro ego. Cerrar la puerta a un problema significa cerrarla con llave y tirar la llave. ¿No sería la vida mucho más fácil si pudiéramos cerrar y bloquear la puerta emocional cuando lo necesitáramos? Seamos honest@s, incluso obtener todas las respuestas, no necesariamente cierra nada. El cierre es solo es un paliativo.
Con esto no digo en absoluto que no busque el cierre. Cada alma es única y puede necesitar algo diferente: sabe lo que necesita. Lo importante es ser amable. No te pierdas en el proceso de tratar de encontrar respuestas. Una vez que te duele el corazón, el alma se pierde y la mente se acelera más durante el proceso de cierre que durante el final de la relación, déjalo ir. Si alguien no te da “tranquilidad”, regálate tu “tranquilidad” a ti mism@; y al hacerlo no se trata de las palabras de otra persona, todo está dentro de ti. En cierto punto, tu alma sabrá si es inmediatamente o dentro del tiempo, deja de invertir en el cierre y comienza a invertir en el perdón. Perdonar no significa que estés aprobando su comportamiento, es aceptar que no puedes cambiarlo y que es hora de encontrar la paz interior. Para encontrar la paz, debes aceptarlos y soltarlos.
No busques el cierre. Busca la PAZ. No te salgas de tu camino tratando de cerrar algo, o terminar algo… haz todo lo contrario –abre algo, comienza algo– comienza el proceso de paz, y al hacerlo, debemos perdonar. Perdona. Desea lo mejor y deja ir. Ese es el “cierre” más saludable y feliz. Tranquilidad sobre tranquilidad.
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