Compasión
Te invito a pensar por unos segundos en la palabra compasión… Tal vez lo primero que haya venido a tu mente sea lastima o caridad; porque por alguna razón la palabra tiene connotaciones asociadas al menosprecio hacia quien sufre, por eso oímos frases como “No deseo que sientan compasión por mí”. Pero en realidad, la compasión no se trata de sentir pena por nadie, sino de entender y ser consciente de cada experiencia que vives, para que puedas descubrir la enseñanza oculta detrás de cada situación vivida. La compasión es lo que te permite reconectar con el amor libre de juicios y estereotipos.
Compasión no es sentir lástima, tampoco es muestra de debilidad; es el entendimiento del sufrimiento y su origen para poder liberarnos de él.
La compasión es un comportamiento dirigido a tomar acción para tratar de mitigar el sufrimiento y a producir bienestar en quien sufre. Se distancia de la empatía porque no solo entiende el sufrimiento, sino que despierta el impulso de realizar acciones dirigidas a neutralizar o hacerlo desaparecer.
Sentir compasión también incluye perdonar a los que nos han lastimado, alejar el rencor y el resentimiento. El perdón no se trata de aceptar situaciones con las que no estamos de acuerdo, se trata de dejar ir todo aquello que ya no vibra con nosotros. Es entender que todos somos seres imperfectos y que debemos alejarnos del juicio y la crítica.
Para sentir compasión por los otros, necesitamos entender nuestro propio sufrimiento. Todos tenemos la capacidad de ser compasivos, serlo es un maravilloso beneficio para nosotros mismos, porque alimenta nuestra alma. Es importante entender que sentir compasión no incluye cargarte ni sentirte responsable por los problemas de los demás; tiene que ver con desarrollar la habilidad de aportar una nueva perspectiva, entender y dejar ir.
Ser compasivo es parte de nuestro camino espiritual; de tender puentes de cuidado personal y cuidar de otros, a nuestros amigos, enemigos e incluso a quien no conocemos. A medida que hacemos de este trabajo, revelaremos más luz y bendiciones para nosotros y los demás. La compasión no es algo que se pueda aprender en taller, en un e-book, a través de las redes sociales, ni en este post; es una virtud que te conecta con nuestro corazón y, por lo tanto sólo se puede sentir en nuestra alma.
Puedes cultivar tu compasión a través de actos cotidianos como, perdonando a quienes te lastiman, no juzgando ni criticando a tu pareja, evitando conflictos, regalando una sonrisa a tu alrededor y estando dispuest@ ayudar a quien te necesite.
Ilustraciones tomadas de Internet
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