Cultiva tu propia paz
Lo que más valoro en la vida es la paz. Cada uno posee algún conocimiento básico sobre lo que se requiere para sobrevivir y prosperar; sin embargo, los niveles de sufrimiento personal y social nos demuestran que nos faltan algunas nociones esenciales para nuestro bienestar individual y colectivo.
Más allá de nuestra mente y cuerpo, y de todas las formas del universo, existe una conciencia que es el lienzo sobre el que se dibuja y se despliega toda la vida. Todos y todo en este universo está impregnado de esta esencia eternamente consciente. Puede ser más fácil comprender esto cuando se da cuenta de que su cuerpo y el universo entero son más del 99,99% de espacio vacío. A menudo no nos damos cuenta de esto porque la mente está diseñada para enfocarse en las formas. Sólo cuando aquietamos la mente, es más fácil notar el espacio. Este espacio está desprovisto de formas pero está lleno de conciencia pura, la fuente de la que todo brota, el sustrato sobre el que se desarrolla toda la vida.
No hay camino para la paz, la paz es el camino
Mahatma Ghandi
Esta conciencia es nuestra verdadera esencia, nuestra naturaleza más profunda. ¿Cómo la reconocemos? Una característica principal de esta esencia es una paz trascendente. Este es el conocimiento esencial que nos falta actualmente como especie: Somos la paz misma, tú, yo, todos. La razón por la que ignoramos esto, es porque nuestra incesante actividad mental bloquea nuestra capacidad para experimentar nuestra naturaleza llena de paz, para ser conscientes de la conciencia misma. La mente charla constantemente porque hemos creado una identidad, un personaje de “yo y mi historia” a partir de su contenido. No hay nada de malo en planificar, analizar, imaginar y sacar conclusiones. Pero como todas las buenas herramientas, la mente debe dejarse de lado cuando no se necesita.
Entonces, ¿cómo podemos silenciar la voz en la cabeza que pretende ser nosotr@s? Después de todo, son nuestras historias e interpretaciones sobre nuestra vida y sobre el mundo las que nos causan la mayor parte de nuestro estrés y sufrimiento. Nuestro filtro mental nos hace sentir fácilmente amenazad@s y aislad@s, percibiendo solo nuestras diferencias, sin darnos cuenta de que, en última instancia, todos estamos profundamente interconectados; somos colectivamente uno en paz. La clave es habitar completamente el momento presente con nuestra atención plena y sentida. La realidad del aquí y ahora es el antídoto para el reino virtual, el reino conceptual del pensamiento. Al cultivar la conciencia del momento presente, comenzamos a darnos cuenta y sentir que no somos nuestros pensamientos y reacciones, somos la paz vibrante e inteligente que es la fuente de todas las formas.
Nunca podemos tener paz, porque solo podemos ser paz. ¿Es esto solo semántica? La distinción es vital; el deseo de querer y tener paz es comprensible. Pero mientras deseemos algo, estamos orientados al futuro y, por lo tanto, no estamos presentes con nuestra atención. Esto significa que estamos perdid@s en nuestros pensamientos. Tú, quien crees que eres, nunca puedes tener paz porque este “yo” pensante, esta actividad mental, en realidad impide la conciencia de la paz que ya está y siempre aquí, la paz que eres. Sólo cuando el “yo” que quiere tener algo retrocede en el Ahora, emerge la experiencia de la paz.
Este conocimiento no es simplemente una pieza de información para que tu mente crea o no, es una experiencia directa como probar algo que nunca antes habías comido. No hay palabras que puedan describir lo que en última instancia debe experimentarse directamente. Esto se aplica a las frutas exóticas, a tu cuerpo y a la vida misma. Tu cuerpo, la habitación en la que te encuentras y el planeta entero están saturados de paz. Habitar el Ahora con nuestra atención plena y sentida aquieta la mente y revela esta paz siempre presente. Este conocimiento esencial debe ser internalizado: debemos caminar cada día con la observación de que la paz ya está dentro de nosotros y en todas partes y luego salir de nuestros pensamientos para experimentar esta verdad, esta realidad.
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