Cultivando Nuestros Intereses
Siempre he pensado que vivir a plenitud tiene que ver con hacer lo que realmente nos gusta y nos hace felices. Cultivar nuestros intereses es parte de nuestro crecimiento interior, me refiero a hacer las cosas que nos hacen vibrar, esas que tienen la magia de hacernos perder la noción del tiempo, algunas personas les llaman hobbies o pasatiempos. Como leer, escuchar música, hacer deporte, tejer, conversar con nuestros amigos, viajar, patinar, tocar algún instrumento, cocinar, hornear tartas, tomar fotos, compartir tiempo con nuestra pareja, asistir a conversatorios, participar en cursos y talleres de temas que llamen nuestra atención, pintar mandalas, estudiar, diseñar un nuevo proyecto o emprendimiento, etc.
Nuestros verdaderos intereses son aquellos que despiertan nuestra pasión, parte esencial de nuestra evolución. Aunque muchas veces puedan estar relacionados y giren en torno a nuestras ocupaciones, no debemos confundirlos con nuestros deberes y cuestiones laborales. Debemos darnos espacio para disfrutar, no postergarlos por nuestras rutinas ni obligaciones, eliminar los pensamientos limitantes que nos impidan fluir.
Algunos meses atrás, a través de las redes sociales, me reencontré con una amiga de la escuela; tuvimos una divertida charla y quedamos en tomar un café, pero nuestra cita fue reprogramada más de tres veces porque Úrsula trabaja a tiempo completo en un banco. Después de la oficina, debe regresar pronto a su casa para atender a su bebe y los fines de semana se dedica a las tareas del hogar. Cuando por fin pudimos coordinar nuestros tiempos, tuvimos una cita entrañable, recordamos lo buena que era jugando al tenis; pero según me contó no practicaba desde la universidad. Entonces, reflexionamos acerca de la importancia de atender nuestras obligaciones sin sacrificar aquello que nos hace felices y nos complementa.
Si al leer esta experiencia has identificado algún interés que hayas relegado en tu vida, es hora de recuperarlo y reinsertarlo en tu día a día. Es cuestión de ganas y mucha organización. Planifica tu vida con actitudes positivas, cumpliendo con tus deberes y realizando todo aquello que te complementa. No te excuses con la falta de tiempo, falta de dinero o con que ya no eres tan joven y te falta energía. Esfuérzate por dedicar tiempo a lo que te gusta más allá de tus deberes, recuerda que la vida es una y tenemos que aprovecharla!
A mí me gusta mucho participar de cursos y talleres; amo aprender nuevas cosas que complementen mi desarrollo espiritual; para ello designo una partida de mi presupuesto mensual y organizo mi agenda para poder hacerlo; considero que es importante para mí y es parte de mi vida. Y como el aprendizaje es constante, mientras escribía este post, vino a mi mente que he pospuesto mis clases de Yoga durante mucho tiempo, porque me digo a mi misma que mis horarios son complicados y no puedo asistir. He decidido reprogramar mis pensamientos, tomar acción y regalarme ese tiempo para mí!!
Diseñemos de manera amorosa la vida que queremos vivir, planifiquemos nuestro día a día sin dejar de lado las cosas que verdaderamente nos emocionan más allá de nuestras obligaciones. Recuerda que la «falta de tiempo», en realidad es falta de organización; analiza tus rutinas y ponle atención a tus horarios. Organicemos nuestros días y pongamos como una de nuestras prioridades cultivar nuestros intereses personales!!
Imágenes tomadas de Internet
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