Discusiones Asertivas
Por alguna razón, la palabra discusión, casi siempre, tiene una connotación negativa; cuando en realidad se refiere al debate fértil e intercambio de ideas. He oído muchas veces a personas decir, “no me gusta discutir” o “¿para qué discutir?” porque conciben que se enfrascaran en una situación tensa, de conflicto en donde quien más grita es quien lleva la razón…. No se imaginan un ejercicio de disentir productivamente.
El objetivo de las discusiones no debe ser ganar o perder, sino aportar y nutrirse de nuevas perspectivas, que nos ayuden a encontrar soluciones; no significa pelear, reprochar, ni mucho menos enemistarnos con alguien. Discutir sobre algo no es generar un problema; es escuchar con docilidad distintas opiniones.
Veamos un ejemplo y tratemos de trasladarlo a nuestra vida cotidiana; en nuestra relación de pareja o de amigos, siempre existen diferencias y distintas opiniones respecto a determinados temas; esto no significa que cada vez que o coincidimos en una opinión debamos pelear o enojarnos. Muchas veces iniciamos una conversación que va subiendo de tono y termina en una batalla; ¿Sabes por qué sucede esto?, es porque nuestro ego ha comandado la situación, queremos llevar la razón y consideramos que todo lo que se aleje de nuestra opinión esta equivocado. En este punto es importante reconocer que muy pocas veces discutimos para entender al otro y acercar posiciones, lo hacemos para demostrar que estamos en lo correcto.
En las discusiones no existen ganadores ni perdedores; solo nuestras actitudes y disposición puede trazar el camino a la solución del conflicto. Para discutir asertivamente debemos preocuparnos por:
- Exponer nuestros puntos de vista sin descalificar las demás opiniones.
- Escuchar sin interrumpir.
- Pedir aquello que nos gustaría que sucediera, en vez de exigirlo.
- Respetar la opinión del otro, en vez de ironizar sobre ella.
- Preguntar más e interpretar y asumir menos, recuerda que asumir siempre es el primer error.
- Aceptar nuestros propios errores, en vez de centrar el discurso en los del otro.
- Discutir sobre un conflicto actual, no remontarnos a desacuerdos históricos.
- Moderar nuestras palabras, callar aquello que puede herir, en vez de utilizarlo como arma.
- Hablar en vez de gritar, el tono de voz siempre es importante. Recordemos que no importa qué decimos sino cómo lo decimos!!.
- Debemos tener en claro el objetivo de la discusión, el enfoque debe ser siempre la vía de solución de un desacuerdo. No debemos iniciar una discusión con ganas de pelear o de querer imponer nuestro punto de vista. Para embarcarnos en una discusión que nos ayude a nuestro crecimiento personal debemos abordarla con respeto, mesura, valentía, actitud de conciliación.
Ilustraciones tomadas de Internet
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