El lado oscuro del cine que no podemos resistir
Las películas de terror son mis favoritas; pero siempre me he preguntado por qué disfruto tanto asustándome. A través de la lente de la psicología y la ciencia, podemos comenzar a entender qué impulsa nuestro gusto por el horror y cómo estas películas juegan con nuestras emociones más profundas.
Una de las razones principales por las que las personas disfrutan de las películas de terror es la oportunidad de experimentar miedo en un entorno seguro. Las emociones intensas que genera el terror son parte de un mecanismo biológico antiguo. Cuando vemos algo aterrador en pantalla, nuestro cerebro activa la respuesta de lucha o huida, liberando adrenalina y cortisol. Sin embargo, a diferencia de una amenaza real, estamos conscientes de que no estamos en peligro. Esta contradicción entre una amenaza percibida y la seguridad real genera una sensación de control sobre nuestros miedos, lo que puede resultar en una experiencia placentera. Un estudio de 1995 de la Universidad de Indiana, liderado por la psicóloga Joanne Cantor, encontró que las personas disfrutan de las películas de terror porque ofrecen una «prueba» emocional. Al exponerse a algo aterrador y luego superar ese miedo, las personas se sienten empoderadas, lo que puede generar una sensación de logro o gratificación emocional.
Las películas de terror estimulan regiones específicas del cerebro que están asociadas con la respuesta al miedo, como la amígdala, pero también activan el sistema de recompensa. Al igual que con otras experiencias emocionantes, el terror puede generar una liberación de dopamina, el neurotransmisor asociado con el placer. Curiosamente, no todas las personas reaccionan de la misma manera ante estas descargas. Un estudio de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, publicado en 2020, exploró cómo algunas personas tienen un «sistema de recompensa» más sensible, lo que las hace más propensas a disfrutar el miedo inducido por las películas de terror. Esto puede explicar por qué algunas personas buscan constantemente nuevas experiencias aterradoras, mientras que otras prefieren mantenerse alejadas. Para los primeros, el terror no solo es emocionante, sino que activa una respuesta positiva a nivel neurológico, lo que refuerza el deseo de repetir la experiencia.
También sirven como una forma de catarsis, permitiendo a los espectadores liberar emociones reprimidas en un contexto socialmente aceptado. Este concepto de «catarsis emocional» ha sido explorado desde tiempos antiguos, pero en el caso del terror moderno, la idea es que al enfrentarse a situaciones aterradoras en la pantalla, las personas pueden lidiar indirectamente con sus propios miedos y ansiedades. Un estudio de 2018 publicado en Frontiers in Psychology sugirió que las personas que disfrutan de las películas de terror tienden a tener un «mecanismo de afrontamiento emocional» más desarrollado. En lugar de evitar emociones intensas, aprenden a procesarlas, lo que podría tener efectos positivos en su capacidad para manejar el estrés en la vida cotidiana.
Otro aspecto fascinante del cine de terror es su capacidad para explorar lo desconocido: fantasmas, demonios, criaturas sobrenaturales, y todo tipo de fenómenos paranormales que escapan a la lógica cotidiana. La atracción por lo desconocido ha sido una constante en la historia de la humanidad. Estas películas nos permiten confrontar los aspectos más inquietantes y oscuros de nuestra psique, aquellos miedos ancestrales que han estado con nosotros desde tiempos inmemoriales. Según un estudio de 2014 realizado por investigadores de la Universidad de Londres, los seres humanos tienen una curiosidad innata por lo desconocido. Esta curiosidad puede superponerse con el miedo, creando un conflicto emocional interesante: tememos lo que no entendemos, pero al mismo tiempo, estamos profundamente atraídos por ello. Este fenómeno puede explicar por qué el subgénero de terror paranormal sigue siendo uno de los más exitosos.
Aunque pueda parecer contradictorio, algunas investigaciones sugieren que ver películas de terror puede tener efectos positivos en la salud mental. Un estudio de 2020, realizado por investigadores de la Universidad de Coventry, indicó que el horror podría ser útil para las personas que sufren de ansiedad. Al exponerse de manera controlada a situaciones estresantes en la ficción, algunas personas aprenden a gestionar mejor sus emociones en la vida real. Esto se conoce como «desensibilización emocional», un proceso que permite que los individuos enfrenten situaciones de estrés de manera más calmada.
El gusto por las películas de terror no es simplemente una cuestión de disfrutar lo macabro o lo grotesco. Detrás de este fenómeno hay profundas razones psicológicas, químicas y sociales que explican por qué muchas personas no pueden resistir la atracción de una buena película de miedo. Desde el placer de enfrentar el miedo en un entorno seguro hasta los beneficios emocionales y sociales, el cine de terror nos ofrece una experiencia única y multifacética que va mucho más allá del simple susto.
Así que la próxima vez que te preguntes por qué te encuentras a ti mismo viendo una película de terror con las manos cubriéndote los ojos, recuerda que no solo estás buscando asustarte; estás, en realidad, participando en una fascinante interacción entre tu mente, tu cuerpo y tu necesidad innata de confrontar lo desconocido.
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