El Ojo Turco

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Siempre me han apasionado las historias de amuletos y talismanes; mas allá de creer en ellos o no; pienso que encierran gran misticismo y nos cuentan un poco de la cultura de los pueblos. Siempre son representaciones de historias de fe, testimonios mágicos llenos de energía de personas que le atribuyen significado. Por eso me gustan y los respeto. Hoy voy a compartirte la historia del Ojo Turco; un precioso talismán, que según los entendidos, sirve para alejar las malas energías y el “mal de ojo”. Los ojos son el espejo del alma y si una persona tiene malos sentimientos puede exteriorizarlos a través de la mirada. Por esta razón, en muchas partes del mundo se cree el mal de ojo y se protege a los recién nacidos y seres vulnerables con diferentes amuletos.

El mal de ojo se remonta a miles de años, se dice que las raíces de esta creencia llegan hasta Babilonia y el antiguo Egipto. Las primeras referencias escritas del mal de ojo, se producen en tablillas de arcilla, que datan del tercer milenio antes de Cristo. A lo largo del Mediterráneo y Oriente Medio, muchas personas creen que las miradas de envidia o de grandes elogios de los demás pueden traer mala suerte. Puesto que piensan que las personas que te alaben, probablemente no pretenden hacer ningún daño, pero aun así, los malos espíritus pueden incluirse en sus palabras o miradas, provocando la mala suerte.

El Ojo Turco o Nazarbocuk, es un simbolismo que se asocia con el sol, por su luminosidad. Su color azul representa el cielo y por tanto actúa como un espejo de protección ante todo lo malo. Algunos dicen que el origen del ojo azul se debe a la invasión de los pueblos del norte. Los nórdicos tenían ojos azules y los habitantes de Anatolia (Turquía) pensaron que ellos les echaban mal de ojo, para contrarrestarlo crearon el ojo azul.

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Cuenta la historia que en el mar turco se hallaba una roca que ni con la fuerza de cientos hombres y mucha dinamita podía ser removida o agrietada. Un hombre que era conocido por estar siempre con mal de ojo (“nazar”, en turco) fue llevado por la gente de la ciudad para ver qué sucedía cuando se enfrentara con aquel monumento natural. El individuo, al mirar la inmensa mole, exclamó: “¡Dios mío! ¡Qué roca grande!”. En ese instante se escuchó un ruido ensordecedor y la piedra rompió en dos partes. A partir de aquel día, el hombre curó de su mal y el mineral se convirtió en amuleto para prevenir contratiempos de todo tipo.

Esta creencia nació en Turquía, Arabia y la India y se ha expandido por todo el mundo. Hoy es muy común ver Ojos Turcos en joyas, carteras, llaveros, cuadros, textiles, adornos de casa, oficina y en el automóvil. Si algún día tienes la oportunidad de visitar Turquía veras que el amuleto está en todos los taxis y hasta en los pañales de los bebes. Pero lo más común es verlo colgado en las entradas de las casas, así los visitantes lo podrán observar.

Llamado también Ojo de Dios, Ojo Divino, Tercer Ojo; el Ojo Turco es un símbolo tradicional en la cultura de medio oriente, es importante mencionar que es distinto al Ojo de Horus, que es un talismán egipcio del que hablaré en una próxima publicación. Confieso que me gusta mucho el Ojo Turco, lo uso hace muchos años en una pulsera y en algún colgante; así que si tienes la oportunidad de conseguir alguno, sugiero que los lleves contigo porque además de ser un lindo abalorio, tiene muy buena vibra.

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Dulcinea
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