Entre Crisis y Tormentas

Algún tiempo atrás,  leí una frase que me hizo mucho sentido y que repito cada día de mi vida, nuestra transformación exige pasar por todas las estaciones. Se refiere a que si queremos crecer es necesario gestionar nuestras emociones, no siempre estaremos felices, ni tristes, ni entusiastas, ni en paz. Existen momentos de nuestras vidas en que nos sentimos agobiad@s, en nuestras crisis personales y está bien porque es parte del camino que nos toca recorrer para pasar al siguiente nivel.

Concibo las crisis como un renacimiento, una oportunidad perfecta para reconocer nuestra fortaleza interior. Para saber que somos resilientes, capaces de sobreponernos al dolor y confiar en nuestra capacidad de resolver nuestras propias tormentas.

Nada dura para siempre, ni lo bueno ni lo malo; pero cuando nos tocan tiempos difíciles ponemos en duda todo y muchas veces nos olvidamos de todo lo que hemos aprendido. Cuestionamos nuestro verdadero potencial y nos comparamos con los demás , olvidando que ningún proceso es comparable. Cuando enfrentamos una crisis, independientemente de las causas, necesitamos tomar distancia y retraernos para reflexionar y encontrar las respuestas dentro de nosotros. Siempre ayuda pedir consejos, pero es muy importante concientizarnos en que somos nuestro mejor gurú, y debemos confiar en nuestra propia sabiduría. En este aprendizaje, tenemos que  autovalorarnos, ser creativ@s y amoros@s. Transformarnos en nuestr@s propi@s líderes.

Aunque nos cuestionemos la razón de ciertos episodios, las crisis nos ayudan a vencer limitaciones y llevarnos más allá de lo que creemos posible, de manera creativa e innovadora. Son parte de nuestra expansión, por ello no debemos luchar contra ellas, sino abrazarlas como parte de nuestro aprendizaje. Es importante vencer nuestras reacciones de rechazo, desconfianza, temor, inseguridad, frustración, rigidez, y decepciones del pasado. Debemos ser dóciles, positiv@s y flexibles para dejar entrar el aprendizaje y permitir que su corriente nos lleve a una mejor orilla.

Me pasa que cuando vivo una crisis, siento que el agobio y la incertidumbre son como una maleta que cargo en mi espalda y pienso que todo el peso que me toca cargar es el que estoy diseñada para soportar, así que siento que soy fuerte. Trato de liderar mi camino con soberanía y certeza en mis decisiones. Confío en que todo pasa y que hay un propósito en las tormentas.

Ilustraciones tomadas de Internet
Dulcinea
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