Entre la Culpa y la Verguenza

Muchas veces sentimos culpa y vergüenza de situaciones que no podemos controlar. Nos sentimos fatal por algo que ya pasó y en realidad no somos capaces de ver el aprendizaje que nos dejan estas emociones.

Con los años hemos encasillado a la culpa como una emoción negativa, pero en realidad la culpa nos permite saber cuándo hemos transgredido el libre albedrío de alguien, es una señal para alertarnos sobre un posible error que hayamos cometido.La culpa se entiende como un conjunto de reacciones desagradables que podemos experimentar, al cometer un error (por acción u omisión), o al transgredir las reglas sociales. Se trata de una emoción más concreta y acotada al comportamiento percibido como “erróneo”. Frecuentemente, nos solemos decir cosas como “me he equivocado, esto que he hecho o pensado está mal”.

La mejor forma de aprender de la culpa es agradecerle por darnos la información que necesitamos y luego dedicar nuestra energía a hacer reparaciones cuando sea necesario.Después de pasar por una exhaustiva introspección, es importante no quedarse en la culpa. Si nos descubrimos dando vueltas, puede ser que hayan situaciones o personas involucradas que deseen que carguemos culpas por ell@s.

Si eres una persona empática tienes más disposición de cargar con sentimientos de culpa, porque ese sensación se desarrolla desde la infancia. Tal vez desde niñ@ te acostumbraste a sentir emociones que pertenecían a otros miembros de la familia, creyendo que eran parte de ti. En este punto es importante que empieces a discernir acerca de a quién pertenecen realmente los sentimientos. “¿Este sentimiento te pertenece o pertenece a alguien más? ¿De quién podrías estar recogiendo este sentimiento ahora mismo?, ¿Tu madre al otro lado de la ciudad?, ¿Víctimas terroristas en el extranjero?

Es importante pasar por ese proceso de discernimiento porque cuando la culpa no se libera adecuadamente, puede convertirse en vergüenza.  La vergüenza se vuelve tóxica cuando reflexionamos demasiado sobre e ella o la volvemos hacia adentro.La vergüenza es un conjunto de reacciones internas desagradables que experimentamos las personas cuando percibimos que algo en nosotros “está mal”. Así, suele definirse como un sentimiento o sensación de indignidad personal. Es decir es una sensación que ataca y tiene que ver con el ser. Por ejemplo, cuando experimentamos vergüenza podríamos decirnos algo así como “hay algo malo en mí que es indigno, yo soy indign@”.

La voz de culpa dice: «Hice algo mal@».

La voz de la vergüenza dice: «Soy mal@».

La diferencia más importante tiene que ver con que la vergüenza va ligada al ser y la culpa al hacer.  La culpa es una emoción menos destructiva. Ya que aporta una sensación de esperanza y reparación sobre algo concreto y modificable: nuestro comportamiento. Mientras que la vergüenza, tiene que ver con un ataque interior que nos hace sentirnos invalidad@s, pequeñit@s, inadecuad@s.

Cuando la vergüenza aparece; la mejor medicina es amarte a ti mism@, aceptar que eres human@ y albergar en tu corazón un profundo perdón para ti y para los demás. Después de hacer todo lo posible para hacer reparaciones con los demás y volver a establecer las situaciones lo mejor que pueda, debes aprender a dejar ir.

Recuerda que no estamos destinados a caminar por este mundo sintiéndonos mal. ¡Estamos destinados a sentirnos bien! Si te sientes culpable o vergonzos@, es hora de hacer algo al respecto. Dejar ir es bueno para tu vibración porque te mantiene liger@; tal como se supone que debe ser.

Ilustraciones tomadas de Internet

Dulcinea
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