Intersecciones de Vida
Las redes sociales nos permiten estar interconectados y además nos dan la oportunidad de reencontrarnos con muchas personas. He retomado contacto con gente de la escuela, a quien le había perdido el rastro o amigos que viven en otras ciudades, países y continentes. Es gratificante volver a saber de ellos y, en la mayoría de los casos, siempre terminamos en una larga charla y hasta planificamos encuentros, viajes, almuerzos. Siempre es bonito aprovechar esas oportunidades para reavivar la amistad. Pero, algunas veces me sucedió que, después de algún reencuentro, sentía que no teníamos mucho más de qué hablar. La mayor parte de nuestra conversación fue recordando y añorando el pasado, pero no había futuro. Nos abrazamos, nos deseamos lo mejor, dijimos: “Mantengámonos en contacto”, y nos separamos, nunca o casi nunca para volver a conectarnos.
Confieso que me quedaba un sinsabor, pensando que esos amigos del pasado no tenían espacio en mi presente, trataba de buscar una explicación, hasta que me encontré con una frase de Miguel de Cervantes: “No busques los pájaros de este año en el nido del año pasado”. ¡Qué lección fabulosa y penetrante! Lo que es del pasado pertenece al pasado. Lo que es del presente pertenece al presente. A veces los dos se superponen; aunque menudo no lo hacen.
Esto me llevó a descubrir un principio que llamo Intersecciones de Vida. Cuando nos conectamos con alguien, ya sea por un momento, una década o toda la vida, ese encuentro tiene un propósito. Nuestro trabajo es descubrir y extraer el don de ese encuentro y utilizarlo. Ninguna conexión es por casualidad, todo tiene un propósito.
Todas las relaciones existen por una razón, una temporada o toda la vida. Las relaciones pueden ocurrir a través de un cruce de caminos por un momento significativo. Una conversación en un ascensor, una carcajada con una camarera o una cita con una persona a la que no vuelves a ver nunca son un accidente; todos tienen un propósito. Las relaciones de temporada duran meses o años: una relación romántica, una amistad fuerte o una conexión cercana con un compañero de trabajo te pertenecen por mucho tiempo. Luego, como todas las estaciones, el interludio llega a su fin y da paso a algo nuevo. Las relaciones de por vida suelen ser con miembros de la familia o un amigo querido. Son profundas y abarcan toda la gama de actividades y emociones.
No importa cuánto dure la relación, hay un regalo en ella. En algún momento ese regalo viene a través del amor, la diversión y la alegría. A veces se trata de dificultades y desafíos. No descartes las interacciones difíciles como un error o una pérdida de tiempo. En algunos casos, los regalos que otorgan son más transformadoras que las relaciones fáciles.
Es importante dejar de romantizar la amistad y las relaciones interpersonales. Entender que todas las personas que están en nuestras vidas, tienen una misión y un propósito que nos ayudara a evolucionar. Sin en algún momento tienes que dejar alguna relación amorosa, familiar o de amistad esta bien, esta bien evolucionar y dejar atrás aquello que ya no nos hace sentido. Tal vez no lo comprendamos en ese momento y la decisión nos cause sufrimiento, pero esta bien dejar de sintonizar con las personas. No hace falta pelear simplemente agradecer y seguir nuestro camino evolutivo.
A medida que avanzamos hacia la primavera, la estación de la renovación, tenemos la oportunidad de dejar ir el pasado y permitir que nos llene una nueva vida. Si tú y yo podemos tener fe en que lo que nos pertenece se quedará con nosotros, y si algo nos sirvió en el pasado no necesariamente nos pertenece en el presente, brillaríamos para siempre en el ahora. Los pájaros del año pasado construyeron sus nidos, y tanto los padres como los polluelos volaron hacia una nueva vida. Cuando permanecemos tan ligeros como pájaros en el glorioso ahora, también nosotros volamos hacia nuestro destino más alto.
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