Juicio y Transformación

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Te invito a hacer un ejercicio que he practicado con mucha conciencia; se trata de hacer una auto-evaluación; pregúntate ¿cuántas veces te quejas en un día? y ¿cuántas veces emites juicios, ante situaciones o acciones de los demás?… Si tu balance te alarmó, te invito a leer este post!!

El ego hace que juzguemos y nos quejemos a diario, de manera natural y hasta inconsciente; excusándonos en que solo es nuestro punto de vista personal, como si eso nos otorgara el derecho de hacerlo. Lo que sucede en realidad, es que ese comportamiento surge de la inconformidad, del deseo de sentir poder y superioridad. Es una muestra de nuestra intolerancia,  celos, envidia y frustraciones.

Muchas veces nos divierte criticar a los demás, podemos llegar a ser muy crueles porque no consideramos que no conocemos las circunstancias de las demás personas. Si lo pensamos, esas dinámicas no nos conducen a ninguna parte; es decir, no nos ayuda a crecer, no fortalece nuestra conexión con otras personas y no trae más Luz a nuestra vida. El juicio es una trampa emocional que alimenta el ego y nos roba la oportunidad de construir relaciones positivas a nuestro alrededor.

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Antes de juzgar a otro, debemos pensar ¿cómo nos sentiríamos si nos hicieran lo mismo?. Es muy importante conectar con la empatía y rescatar lo más valioso de cada persona. Felicitar sus logros de manera honesta y alegrarnos por todo lo bueno que sucede en su vida porque cuando nos concentramos en los aspectos positivos todo fluye con otra energía.  Trabajemos en formar el hábito de reconocer el bien en todas las cosas; expresarnos desde el amor y si no hay nada amable que decir, guardar silencio.

Todos tenemos momentos en los que juzgamos, y es cuando debemos conectarnos con el amor, la compasión y generosidad. A medida que reducimos nuestros juicios hacia los demás; disminuirá el juicio hacia nosotros. También es cotidiano quejarnos por circunstancias que nos molestan, como el tráfico, los malos conductores, los precios que suben, la calle, el clima, etc; pero cada vez que nos invadan las ganas de quejarnos, enfoquémonos en  agradecer, valorar y disfrutar de todo lo que esta en nuestra vida; porque es parte del camino que debemos recorrer. Cuando dejamos de juzgar y de quejarnos, abrimos espacio para nuestra propia transformación.

Ilustraciones tomadas de Internet
Dulcinea
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