La Sombra de los Celos
¿Te has preguntado si eres una persona celosa? ¿Has analizado tus reacciones ante ciertas situaciones? ¿Sientes celos habitualmente? Algunas personas piensan que los celos son muestra de cariño, que son románticos, que se sienten fatal cuando su pareja mira a otr@s, que es normal mirar sus mensajes cuando no se da cuenta, que la prueba máxima de amor es que te deje sus contraseñas de todas las redes sociales y su teléfono, que están en su derecho y le cuestionan si hace cosas fuera de su rutina. Seguro tú también has oído estas expresiones; pero más allá de causarnos gracia; creo que son una alerta a considerar.
Los celos no son muestras de amor, no son románticos, ni justificables. Son emociones de baja vibración que nos deprimen, nos causan sufrimiento y dolor. Es una distorsión de demandar amor de manera inapropiada, en donde se ejerce la manipulación; son una fuente de conflicto permanente, insatisfacción y dolor.
Las emociones tienen su sede en el corazón, mientras que los pensamientos tienen su sede en la cabeza. Los celos son una emoción negativa, que padece mucha gente ante la idea de pérdida de la atención del ser querido. Algunas personas los justifican porque vivieron una infidelidad y les cuesta recuperar la confianza en su pareja; si ese es el caso, lo mejor es terminar con la relación. También existen celos entre familiares, amigos y en el trabajo, de igual forma son indicadores de relaciones tormentosas y destructivas, tanto para el que los sufre como para su alrededor.
Pero casi siempre concebimos a los celos como algo que sentimos y que involucra a otra persona, pero en realidad es una emoción que nace dentro de nosotros. En la filosofía budista los celos se asocian con el apego, a la dependencia, al control y la posesión como símbolo de afecto. Además a la emoción perturbada llamada «envidia», referida a nuestras carencias; es decir, deseo lo que no tengo. Esto genera sentimientos de resentimiento, hostilidad y fuertes elementos de inseguridad y desconfianza.
Es cierto que todos sentimos inseguridades en algún momento; esto se debe a que observamos fuera de nosotros y deseamos ser algo que no somos. Debemos aceptarnos y entender que somos una energía única, que nuestras misiones en el mundo son individuales y que para llevar a cabo el verdadero trabajo en este mundo no necesitas talento, sabiduría, dinero o poder; sólo un verdadero deseo de corazón y la perseverancia para hacer tu propio trabajo.
En este punto debo mencionar que si es necesario rodearte de gente que te inspire para llegar al siguiente nivel; pero que esto no signifique que dejes de ser auténtic@ y caminar tu propio sendero. Los celos nacen cuando dejas de confiar en ti, en que eres incapaz de crear tu propia realidad y no trabaja es en ello; esa actitud te desmotivará y te llevará a anhelar aquello que no tienes y que tampoco te esfuerzas en conseguir.
Es fundamental asumir los celos como emociones que condicionan nuestra libertad, nos sesgan desequilibran y no permiten que seamos auténtic@s. La solución es trabajar en establecer los límites desde el principio y que la confianza sea el principal valor. Nuestro trabajo radica en concebir nuestras emociones con desapego, a través de la meditación que nos ayuda a disolver las energías negativas y transformarlas en Luz, en amor y compasión. Respira con armonía y encuentra tu equilibrio; trata de relajarte y estar en silencio y atento a tus propios pensamientos y las sensaciones.
Si sientes celos de muchas cosas que te rodean y frustrado con la gente que está a tu alrededor; pon el foco en las causas; comprobarás que no son externas, no hay más responsable que nosotros. Debes reconocer tus cualidades y fortalezas y enfrentar con valentía tus desafíos. Reemplacemos los celos por la admiración.
Ilustraciones tomadas de Internet
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