Mejor no me enojo
«El enojo nunca se produce por falta de alguna razón, pero rara vez por una buena razón» Benjamín Franklin
De visita en casa de mi madre, decidí sorprenderla y hacer una reservación en un restaurante al que deseábamos ir desde hace mucho tiempo. Era muy difícil conseguir una mesa porque era el lugar de moda; después de muchos intentos y llamadas logre obtener una mesa. Cuando llegamos, mi madre se encontró con una amiga que hace mucho no veía; la invitó a nuestra mesa y se la paso conversando toda la noche con ella. Yo me enoje mucho y de regreso a casa no pronuncie palabra. Pero….¿Qué me había molestado tanto? La amiga de mi madre es una mujer encantadora, la plática estuvo divertida y la comida sensacional. ¿Por qué tome la decisión de no hablar en todo el camino de regreso a casa?..
Pase esa noche reflexionando al respecto y a la mañana siguiente decidí cambiar de actitud; entendí que no había motivos para el enojo. Que mi reacción fue consecuencia de que las cosas no salieron como yo las había planeado. Que me había dejado llevar por mi ego porque yo había conseguido esa reservación y la amiga de mi madre me había quitado protagonismo. Porque había tenido que compartir a mi mamá, había sido muy egoísta porque no contemple que mi madre estaba más que feliz.
El enojo es una emoción absolutamente natural en los seres vivos. No está mal ni bien enojarse, lo importante es saber canalizarlo. El enojo puede variar en intensidad, desde una irritación leve hasta una furia e ira intensa. El enojo puede ser causado por sucesos externos o internos; podemos enojarnos con algún compañero en el trabajo o por el tráfico de regreso a casa. Debemos ser dóciles y pensar que es lo que realmente ocasiona el enojo; tal vez la mayoría de veces coincidamos en que el enojo tiene origen en nuestras frustraciones personas, nuestro stress y nuestro ego.
Cuando nos enojamos nos sentimos incómodos, irritados, y dependiendo de cada persona las reacciones pueden ser diversas; algunos manifiestan su enojo guardando silencio, otros gritan, insultan, otros tienden a tener actitudes de violencia física, y algunos lloran, o reprimen su enojo, lo que puede llevar a tener manifestaciones psicosomáticas, nuestra frecuencia cardíaca y presión arterial se elevan y lo mismo sucede con el nivel de hormonas de energía y adrenalina.
Como dije antes, lo importante es saber canalizar nuestro enojo, tratar de reflexionar respecto a la situación que nos produce dicho enojo. Las tres reacciones principales son expresar, reprimir y calmarse.
-Debemos expresar nuestros sentimientos de enojo con firmeza pero sin agresividad, para lograrlo debemos hablar con el corazón, siendo empáticos y poniéndonos en el lugar del otro, lo importante es respetarnos y respetar.
-Otra manera de abordar esta reacción consiste en reprimir el enojo y después convertirlo o redirigirlo, convirtiéndolo en una conducta mucho más constructiva. Pensemos que todo pasa por algo y que vivimos nuestros procesos de aprendizaje.
– Y por último, buscar la calma interior, respirar y no permitir que nuestras emociones nos controlen.
La experiencia que les conté al principio de este post, me sirvió para entender que todo tiene la gravedad que nosotros queramos que tenga. Que nada es tan terrible como para perder el tiempo con enojos inútiles, creo que debemos darle a todo la importancia que tiene y merece. La próxima vez que nos enojemos con alguien, valoremos el cariño y la relación que nos une a esa persona o que la situación que nos produce enojo tiene también lados muy positivos de los que podemos aprender.
Antes de terminar quiero compartirles una historia Zen que me ayudará a ilustrar este tema:
Cerca de un río había un sabio que se encontró que a una familia cuyos miembros se estaban gritando con rabia unos a otros. Se volvió a sus discípulos, sonrió y les preguntó: “¿Por qué las personas enojadas se gritan las unos a las otras? Los discípulos pensaron por un momento, y luego uno de ellos dijo: “Gritamos porque perdemos la calma.”
-Pero, ¿por qué gritas cuando la otra persona está a tu lado? También podrías decirle lo que tienes que decir de una manera suave”, dijo el sabio.
Los discípulos dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía a los otros discípulos.
Finalmente el sabio explicó:” Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar para poder escucharse entre sí. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse entre ellos y así cubrir esa gran distancia.”
Y continuó diciendo: “¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran? Ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, porque sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es inexistente o muy pequeña”
“Cuando se quieren aún más, ¿qué sucede? No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cerca el uno al otro en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Eso es lo cerca que dos personas cuando se aman el uno al otro. “
Miró a sus discípulos y dijo: “Así que cuando ustedes discuten no dejen que sus corazones se alejen, no digan palabras que los alejan más entre sí, o de lo contrario, llegará un día en que la distancia se hará tan grande que no van a poder encontrar el camino de regreso.
Imágenes tomadas de Internet
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