Mi Ego

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Hace mucho quería escribir sobre el ego; pero sentía que es una de esas palabras que no podía conceptualizar fácilmente; así que decidí tomarme mi tempo y dejar que fluya sin presiones. Creé mi propia definición del ego partiendo de la premisa que el ego está siempre presente en nuestras vidas, como un halo invisible que tiene el poder de regular toda nuestra percepción de lo que sucede en nuestras vidas; es como el regulador de nuestra personalidad. Creo que además es uno de los ejes fundamentales en la transformación y crecimiento personal.

Ego, en latín, significa ‘yo’; se refiere a la conciencia del individuo, entendida como la capacidad para percibir la realidad. También se puede referir a designar el exceso de autoestima en una persona, es decir, la valoración exagerada que alguien tiene de sí mismo.

Para la psicología, el ego es el reconocimiento propio del ser humano, haciéndose consciente de su identidad. Es nuestra propia referencia. Para el psicoanálisis, se define como el súper yo, incluye nuestra moral, deseos, impulsos. Con el tiempo, el término ha sufrido algunas distorsiones lingüísticas y se concibe como algo negativo, asociado a egoísmo y vanidad. Es el diablillo que habita en nosotros y que ejerce gran influencia en nuestro comportamiento.

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Mi concepción del ego es que es la idea que tenemos de nosotros; siempre parte de la suposición por tanto tiene gran margen de error. A nuestro ego le gusta la aprobación, el control, el poder y en realidad es la excusa perfecta que ponen nuestros miedos para interpretar.

En estos días he sido consciente que mi ego es muy poderoso, que me ataca y trata de controlarme día a día; así que la lucha es muy dura. Cuando alguna situación me lastima siento que es mi ego presente; cuando siento ansiedad es mi ego que me invade, cuando me enojo es mi ego reaccionando, cuando siento angustia por no saber algún resultado, es mi ego impaciente; cuando me siento triste es mi ego que me castiga; cuando siento dolor como atacando a mi alma, es mi ego que se apodera de mis emociones. Cuando siento que no tengo fuerzas para seguir luchando, es mi ego que cree que ha triunfado sobre mi voluntad. Escribir este texto es parte de mi ego que se reconoce como parte de mí.

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El ego vive dentro de mí, pero busca la felicidad en el exterior; por eso se manifiesta a través del celo, la envidia y todos esos sentimientos negativos que no nos dejan vivir a plenitud. Reconozco que gran parte de mi ser es comandado por mi ego; pero también lo contiene el amor, la compasión, el perdón, la reconciliación conmigo. Convivo con mi ego, lo abrazo y camino de su mano porque entiendo que tengo absoluto control sobre él y que si algunas veces me vence; eso es momentáneo porque el ego no tiene más fuerza que yo. Lo acepto, lo mimo y fluyo junto a él.

Ilustraciones tomadas de Internet

 

Dulcinea
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