Mi relación con la lectura
Mi primer acercamiento con la lectura está asociado a los cuentos que mis padres me leían antes de dormir. Cuando aprendí a leer, siempre tenía un cuento conmigo, pasaba horas leyendo por todos los rincones de la casa. Hoy en día, solo 4 de 10 padres leen un libro a sus hijos antes de dormir; prefieren poner una “peli” para que los niños se duerman; tal vez porque no son conscientes de la importancia en la lectura en la primera etapa de los seres humanos. Solo bastan 10 minutos al día para que un niño establezca patrones de lectura correctos.
Leer es muy importante. No solo nos permite obtener información; además nos ayuda a incrementar nuestro vocabulario, a mejorar nuestra ortografía, incentiva nuestra curiosidad, despierta aficiones e intereses, fomenta la concentración y nos brinda hábitos de reflexión y análisis. En realidad no importa que leas, lo importante es leer!!!. Lo mas divertido es leer acerca de temas que nos interesen.
Según un estudio realizado por la Rush University Medical Center en Chicago, se ha confirmado que la lectura permite afinar la memoria, agilizar la mente, y retardar el decaimiento propio del envejecimiento. Otra investigación realizada por el Mindlab International, de la Universidad de Sussex, demostró que la lectura es una de las actividades más relajantes que tenemos a nuestra disposición –por encima, según el estudio, de escuchar música, tomar una taza de té, o incluso caminar. ”En realidad no importa qué libro estés leyendo, sino que al ‘perderte’ dentro de un libro, te liberas de tus preocupaciones y del estrés del mundo cotidiano, y pasas un rato explorando los dominios imaginarios del autor”, afirma el Dr. David Lewis, autor del estudio.
Mi relación con la lectura es íntima. Leo por placer, porque me relaja, me estimula, porque me ayuda a encontrar nuevas perspectivas del mundo. Cuando leo lo interpreto como una cita conmigo misma, un momento mágico. Tengo apartado de mi presupuesto mensual, una partida para comprar libros y me gusta coleccionarlos. Y a diferencia de algunas personas que tienen como política no prestarlos, a mí me gusta mucho compartirlos porque creo que los libros tienen vida propia y tienen la misión de abrir mentes. Siempre he pensado que los libros que compro en realidad no son míos, ni de la persona a quien se los presto; creo que los libros deben circular por el mundo y tal vez algún día regresen a mí.
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