Mi Trabajo Perfecto

te amigasAyer me reencontré con unas amigas que no veía hace mucho; nos pusimos al día sobre nuestras vidas en una espontánea y divertida plática, que disfruté al máximo. Cuando llegamos al tema laboral, una de ellas empezó a quejarse sobre el ambiente que se vivía en su oficina, sobre los estrictos horarios y su descontento con el salario. De pronto todas se contagiaron y contaron sus malas experiencias y lo hartas que estaban. Debo confesar que aprendí mucho, aunque me mantuve gran parte de esa conversación en silencio, escuchando y reflexionando acerca de lo que decían. Quiero compartirte, en este post, algunas de las conclusiones a las que llegamos en nuestra reunión.

“Cuando el hombre está joven quiere trabajo, y cuando obtiene el empleo no está contento y quiere vacaciones y cuando tiene vacaciones se da cuenta que no es suficiente y quiere jubilarse, y cuando ya está jubilado se siente inútil en la vida”.

Creo que el punto de partida debe ser el profundo agradecimiento que debemos albergar en nuestro corazón por tener un empleo; en muchas sociedades es un privilegio! Creo además, que valorar nuestro trabajo es sinónimo de sensatez.

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Algunos años atrás, trabajé en una compañía transnacional, estaba contenta porque me iba muy bien, estaba cómoda y sentía que podía crecer mucho profesionalmente. De pronto y sin mayores explicaciones, liquidaron a los empleados, entre ellos estaba yo. Fueron momentos muy duros y angustiantes porque tenía cuentas que aclarar y compromisos que cumplir. Trataba de que mi ánimo no decaiga, aunque cada día era muy difícil de afrontar. Pasaron muchos meses, antes de conseguir otro empleo; pero durante todo ese tiempo reflexione sobre todo lo que me había tocado vivir y proyectaba mi nueva actitud en mi futuro trabajo.

Me prometí levantarme contenta cada mañana y trabajar con mucho entusiasmo.
Si en el camino a la oficina había mucho tráfico no me enojaría porque era parte de mi recorrido hacia el lugar que tanto había esperado.
Que si tenía un mal día en la oficina, lo tomaría con calma porque era afortunada de tener trabajo
Que siempre sería responsable y haría las cosas con mucho amor.
Que no me complicaría más de la cuenta porque me contratarían para encontrar soluciones, no para ahogarme en los problemas.
Si hubiera cosas que no me gustan; recordaría que menos me gustaba estar sin empleo.
Que si alguna vez sentía que había caído en una rutina, buscaría la motivación de inmediato
Que siempre habría gratitud en mi corazón para mis anteriores trabajos porque de ellos aprendí todo lo que puedo llevar a la práctica hoy.
Que mi entusiasmo no decaería jamás y cumpliría al 100% el ciclo que me tocará vivir en ese lugar.                             Que el trabajo se agradece, se valora y se ama.

trabajo 1Cuando por fin conseguí un nuevo empleo, fui inmensamente feliz!!!. Sentí que mi vida se reactivaba, me sentí productiva, relajada y con mucha armonía a mí alrededor. Sentí profunda gratitud por todo lo que me estaba sucediendo y cada día trato de cumplir cada cosa que me prometí en la época que añoraba un nuevo empleo.

Es cierto que los seres humanos somos ambiciosos y siempre queremos superarnos, pero eso no excluye sentir gratitud. Parte de ese sentimiento tendría que incluir jamás quejarnos del lugar que nos permite mantenernos activos. Es válido que tengamos aspiraciones y que estemos en la búsqueda constante de nuevas oportunidades que mejoren nuestras condiciones económicas y aseguren nuestro crecimiento profesional; pero debemos tener en cuenta que la importancia del trabajo no radica solo en una buena remuneración económica; se trata también de sentirnos útiles, de poder desarrollar nuestras habilidades y nuestra creatividad, de enfocar y proyectar nuestro plan de vida.

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Algunas personas pierden el entusiasmo porque se dedican a oficios distintos a los que estudiaron o soñaron; lo cierto es que cada cosa que sucede en nuestras vidas tiene un propósito. A veces las condiciones que se nos presentan no nos permiten valorar lo que nos sucede, pero confiemos en que debemos aprender lo que nos toca y proyectar nuestra vida a lo que realmente queremos. Debemos decretar nuestros proyectos y de seguro se concretarán. Recordemos que todo tiene un tiempo perfecto de maduración.

Aprende a querer y valorar todos tus emprendimientos y amar todo lo que te toca vivir. Si no estás content@ con tu empleo, no reniegues ni te deprimas. Empieza la búsqueda de tu felicidad actualizando tu hoja de vida, busca en LinkedIn; agota todas las posibilidades por conseguir algo que realmente quieras. Sé paciente porque todo lo que deseas con mucha energía, pronto llegará a tu vida. Busca tu motivación y trabaja arduamente para llegar a donde te propongas. Mientras tanto, aprende todo lo que puedas y no pospongas tus sueños; camina hacia ellos con voluntad y convicción.

Cree firmemente que hay un trabajo perfecto para ti, en donde más allá de la remuneración, sentirás la plenitud conectando con tu corazón y empoderándote para ser feliz haciendo lo que amas.

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Imágenes tomadas de Internet
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