Opino de las Opiniones

En esta época de redes sociales, muchas personas tienen la necesidad imperiosa de compartir su opinión, como si al mundo entero le interesará tomarla en cuenta. Así, se opina de fútbol sin tener nada de información o de la vida de los famosos desde el desconocimiento; se opina de lo que otros opinan con la ligereza de un estornudo. Y además las personas se enojan cuando las opiniones difieren de las suyas.

La sociedad se mueve a través del juicio y la crítica, banalizando la libertad de expresión y atropellándose unos a otros, con negatividad, enfado y frustración. A esto le llamo el «efecto diapasón«, donde el enfado del que postea resuena con todos los que lo leen y así se activa esa rueda de respuestas que tantas veces vemos y nos asombramos de cómo con un simple comentario llega a ofender y maltratar.

Habría que empezar preguntando, ¿desde dónde nacen las opiniones? Porque muchas personas opinan porque les ha sucedido algo similar, pero no se trata de lo que se vive; sino de cómo se vive. Así, todas las experiencias son diferentes porque las han vivido distintas personas. Cada una tiene sus propias vivencias, soluciones y procesos de acuerdo a sus circunstancias personales. Los aprendizajes también son diferentes y dependen del análisis y conclusiones de cada quien. La vida es un continuo ensayo-error y lo que parece acertado en un momento, tal vez después de experimentarlo se transforme en el mayor error de tu vida.

Con esto te quiero decir, que no podemos ir por la vida destruyendo honras a través de un teclado. No se vale opinar de lo que no se conoce porque se cree tener la razón. Es importante gestionar nuestras emociones y comprender que las personas tienen libre albedrío y no tienen que actuar como nosotros lo hubiéramos hecho, porque además nadie tienen la formula correcta, cada quien tiene su propia receta.

Resérvate tu opinión para comunidades que la aprecien, y solo opina si sientes que con ello aportas y construyes. Que no te comande tu ego, no opines para liberarte, se caut@ y guarda silencio cuando no tienes nada que aportar. Al respecto algunas personas dicen que siempre es necesario tomar una postura… y es cierto… pero en realidad tu postura solo te concierne a ti. Si participas en un debate, expón tu punto de vista sin tener actitudes beligerantes, que todas tus opiniones sean un aporte para el tema.

Practica la tolerancia y respeto hacia las opiniones de los demás porque hay muchas personas que no piensan como tú y no puedes vivir en confrontación constante. El trabajo aquí será activar la compasión, la pasión por comprender qué motiva a los demás a compartir desde esa emoción. Si tu opinión no coincide con la mayoría tampoco significa que esta sea incorrecta.

Cuando identifiques que algo te inquieta y te remueve emocionalmente, generando la necesidad de opinar o responder, primero identifica qué motiva esa emoción. Medítalo y si aún tienes la necesidad de responder, hazlo con prudencia y equilibrio. Aunque te puedo asegurar que cuando precede una meditación, la mayoría de veces perderás esa necesidad de responder, y podrás otorgar tu silencio como respuesta.

Inspírate en Sócrates, que proponía tres grandes filtros: ¿es verdad? ¿es algo positivo? ¿es necesario?

Aléjate del juicio y la crítica. Haz que tus palabras edifiquen, promuevan el respeto y la coexistencia pacífica; que construyan relaciones amables y que aporten a construir un mundo mejor.

Ilustraciones tomadas de Internet
Dulcinea
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