Pedir Ayuda

Algunas personas conciben que pedir ayuda es símbolo de debilidad, se sienten vulnerables y frágiles. Alguna vez, todos hemos pensado: “No necesito ayuda, no dependo de nadie, yo puedo hacerlo sol@, soy autosuficiente”. ¿Lo reconoces en ti?

Pero es importante reconocer que pedir ayuda no nos convierte en víctimas, dependientes, ni personas incapaces; creo que es parte de un proceso de autoaceptación, un acto de humildad, de reconocer nuestra fragilidad, de no sentirnos superpoderos@s y reconocer nuestras limitaciones. No deberíamos sentirnos mal por ello, porque es un acto de valentía, de dejar nuestro ego de lado para florecer. No estamos solos en el mundo, necesitamos de los demás para compartir, ayudarnos, aprender,  compartir y crecer. Si pensamos en una planta, necesita de la tierra, del agua, del viento, del sol y del amor de la naturaleza.

Si trasladamos este ejemplo al trabajo, nos encontramos que como parte de nuestro desarrollo personal debemos ser creativ@s, entusiastas, positiv@s, emprendedores, pero además muchas veces nos encontramos con desafíos, una ruta de aprendizaje, que tal vez otras personas ya han transitado y que nos pueden nutrir con su experiencia, ayudándonos a tener otras perspectivas.

Es necesario aceptar que es válido no poder con todo, que somos seres imperfectos con mucha voluntad de seguir adelante y ser mejores a cada paso que damos. Pedir ayuda  nos permite utilizar la energía de alguien más para aprender lo que nos toca y seguir adelante y al mismo tiempo que  quien nos ayuda también viva su propio proceso, es un win win.

Finalmente, es importante que no dejemos de esforzarnos jamás y que cuando nos toque pedir ayuda, lo hagamos con mucha humildad, energía amorosa y gratitud; también es fundamental retribuir la ayuda, estando dispuest@s a ayudar a otr@s.

Ilustraciones tomadas de Internet
Dulcinea
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