Pensamientos Limitantes

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Parte de la vida es enfrentarnos a desafíos que nos ayudan a lo que siempre llamo “pasar al siguiente nivel”; sin embargo en ese camino de aprendizaje algunas circunstancias difíciles nos desaniman, el dolor y agobio nos vulnera y afloran nuestras inseguridades y miedos. Las situaciones adversas nos llevan a autoimponernos barreras de pensamiento que no nos dejan ver con claridad la ruta de solución al problema que nos aqueja. Son esos pensamientos limitantes que nos detienen a fluir.

Las creencias limitantes son todos aquellos pensamientos que se convierten en una barrera para que puedas desarrollar tus potencialidades, como se instalan en el subconsciente, no siempre son fáciles de identificar, pero logran influir en tus decisiones, actitudes y comportamientos. Por ejemplo, cuando has estado a punto de lograr algo que habías anhelado y el miedo te paraliza; o cuando empezaste un régimen para bajar de peso y a los pocos días la abandonaste porque pensaste que no tenías fuerza de voluntad.

Los pensamientos limitantes son ideas, opiniones y actitudes negativas que nos atacan, bloquean y anulan: “Todo me va mal”, “No soy capaz de hacer nada de lo que me propongo”, “No puedo”, “No tengo edad para ponerme a estudiar”, “No se me da bien hablar en público”, “No soy lo suficientemente interesante como para que alguien se fije en mi”. Muchas de estas ideas las desarrollamos a lo largo de nuestras vidas; desde la infancia y otras se han formado a partir de situaciones puntuales; por ejemplo si cometiste un error en el trabajo, no puedes pensar que eres incapaz.

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En este punto, el principal objetivo es cambiar las afirmaciones irracionales o limitantes por otras que verdaderamente potencien el desarrollo y el bienestar. Para ello debemos salir de nuestra zona de confort y esforzarnos por conseguir los objetivos que nos trazamos, cambiando hábitos y asumiendo nuevos retos y aprendizajes. Debemos establecer un plan de acción en donde conectemos nuestros pensamientos con las emociones.

  1. Debemos tomar consciencia de la creencia que nos limita, identificarla. Preguntarnos: ¿En qué me perjudica?, ¿En qué me beneficia?, ¿Cómo sería mi vida sin esta creencia?
  2. Sustituirla por una creencia potenciadora o estimulante, y preguntarnos ¿Cómo sería mi vida si creyera esto nuevo?
  3. Entrenar o repetir la nueva creencia hasta incorporarla. La parte que requiere más constancia.

Te propongo hacer un ejercicio para tomar conciencia e identificar en qué situaciones aflora en ti los pensamientos limitantes. Piensa en momentos que hayas sentido mucha inseguridad y recuerda cuáles fueron tus reacciones. Toma las riendas, actúa con determinación, compromiso y motivación, confía en tus procesos y respeta tus tiempos. No permitas que tu ego te controle, recuerda que todas las respuestas que buscas están en tu interior. Trabaja de manera amorosa para modificar ese patrón que necesitas eliminar para pasar al siguiente nivel.

Otro ejercicio muy poderoso para erradicar los pensamientos limitantes es Visualizarnos. Por ejemplo, si tengo que tener una conversación difícil, me imagino comunicándome de manera fácil, amorosa y asertiva. Imagino todos los detalles, desde mi ropa, el lugar de encuentro y hasta mis gestos. No se trata de crear expectativas de cómo va a resultar, sino de vivir la situación en mi mente, con el mejor resultado, me empodero y confío en mí.

Imágenes tomadas de Internet
Dulcinea
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