12 julio, 2022 por

¿Por qué nos enojamos?

Hoy fui al supermercado y vi a un cliente muy enfadado, lo vi y me pregunté que habrá causado ese enfado. También me vi reflejada en él, porque todos transitamos, alguna vez, por ese camino del enojo; entonces pensé que sería beneficioso analizar más de cerca este tema, que suele ser desgastante e infructuoso. ¿Cuánto autocontrol tenemos realmente? ¿Por qué los estados de ánimo varían tanto entre personas o, a veces, incluso de un día a otro para una misma persona?

Comprender el origen de la ira de uno es un paso importante para vivir una vida pacífica y amorosa. La ira es una reacción interna a una causa externa. Cuando las personas se enojan, a menudo no son conscientes de la verdadera razón. Siempre parece haber algo que la persona percibió como «no correcto» que desencadenó su ira. Siempre hay una buena excusa para culpar a las circunstancias externas.

El enojo es una parte más de nuestro ego, una parte que no cede con facilidad, que quiere llevar la razón, que es altanera, que siente rabia. Todos los seres humanos convivimos con este aspecto de nosotros, logrando con mayor o menor éxito, mantenerlo a raya para que no arruine nuestros planes y, sobre todo, nuestras relaciones.

Cuando las personas se enfadan puede ser por dos motivos, internos o externos.  Independientemente de cuál de estas dos fuentes se aplique, la emoción real en sí misma tiende a tener sus raíces ancladas en algún otro lugar en la vida de esta persona. Por ejemplo, una mujer que se crio en un hogar abusivo puede volverse, como una forma de autoprotección, enojada y asustada tan pronto como escucha que alguien habla en voz alta. Un hombre que creció en un hogar con problemas de dinero crea una frustración por el dinero en su vida hoy y puede simplemente enojarse cuando un amigo le pide algo prestado.

Creo que nunca estás molest@ por la razón que crees que lo estás. La idea de esta declaración es que tan pronto como te des cuenta de que te estás enojando, te digas a ti mismo: “¡Nunca estoy enojad@ por la razón que pienso”! Esta idea se aplica también a otras emociones como el miedo, la preocupación, la depresión, la ansiedad, la ira, el odio y los celos. Examina tu mente y tus emociones en busca de lo que realmente te angustia.

La aplicación de este ejercicio te ayudará a mantener su energía centrada y te permitirá trabajar en el problema real al que te enfrentas. Una vez que te des cuenta de la raíz de tus problemas, podrás calmarte con la aceptación, el perdón y el amor, en lugar de perderte en algunas emociones de baja vibración como la ira, la vergüenza y el miedo.

Es necesario tener la docilidad y voluntad para vencer esa parte furiosa, irreverente y egoísta que quiere tomar el control de las cosas. Ya sea a través de la impaciencia, de la falta de compasión, de la ira, y sobre todo del egoísmo. ¿Cómo darte cuenta si estás actuando desde esa parte de tu ego? Porque todos tus argumentos serán “porque yo”, “para mí”; y no se trata de una actitud de autocuidado y respeto propio. No. se trata de una actitud autorreferente que necesita ser manejada con astucia para no tirarnos al abismo.

Lo mejor que puedes hacer estos días es mantener tu mente en calma, pues las emociones estarán con intensidad mayor. Por eso, haz todo lo posible por alejarte de conflictos, no enganchar con tu ira ni con tu rabia. Busca espacios para meditar, para respirar, para descargar toda esa energía de una manera saludable y creativa, pero, ante todo, no la uses para enfrentarte a otros. Dirige todos tus esfuerzos a lograr la claridad que te permita ver más allá de la emoción del momento.

Piensa que todo el tiempo estamos enfrentándonos a pequeños desafíos, trabaja en abrir el corazón, tomando acciones proactivas, ten certeza de que todo esto se trata de tu evolución, y de dominar tu ego para que sirva a tu alma y no arruine tus sueños. Después de todo, “no hay pequeños disgustos”. Todos son igualmente perturbadores para tu paz mental y mereces vivir en alegría, felicidad y paz.        

Dulcinea
Sígueme
Últimas entradas de Dulcinea (ver todo)