Receta de Felicidad
Cada persona tiene su manera particular de ser feliz, no hay una fórmula mágica, cada quien tiene su propia receta. Para mí, la felicidad son momentos fabulosos de paz, sentir tranquilidad y disfrutar de mi vida. Así, a lo largo de mi día hay muchos momentos felices, cuando despierto, cuando me baño y el agua está a una temperatura agradable, la fruta y el cereal del desayuno, conversar con la gente, trabajar, regresar a casa y cenar. Son cosas muy simples pero que me hacen feliz porque son parte de mi vida, agradecer por ellas también me produce felicidad.
Con esto no quiero decir que mi vida es de color de rosa, yo como tú, también me enfrento a problemas y situaciones complicadas, pero trato de que pasen pronto y de disfrutar la mayoría de veces; así el balance de mi día sale positivo. Como decía Nelson Mandela, “yo soy el capitán de mi destino”.
Los medios de comunicación nos venden mensajes y productos que aseguran nuestra felicidad, también existen convenciones sociales que enuncian que la felicidad es el amor, encontrar a tu media naranja; tener un súper empleo y ganar millones o tener una colección de cursos, diplomados, maestrías y doctorados. La verdad es que la felicidad depende de cada uno, lo que te hace feliz a ti, no necesariamente funciona para mí; porque todos somos diferentes y tenemos necesidades distintas. Es por eso que cuando hay una persona que tiene una relación a distancia y es feliz, muchos opinan y dicen que eso no es amor, que no se puede vivir así. Pero, ¿Por qué resulta inviable, si ellos son felices?
El primer paso para disfrutar a plenitud nuestra felicidad es agradecer todo lo que existe en nuestras vidas, cada momento es único y aporta a nuestro camino de aprendizaje. El segundo paso, es vivir el aquí y ahora, buscar la felicidad en el futuro es injusto porque no valoramos lo que hemos conseguido hasta este momento, pasamos el tiempo anhelando algo que, en ocasiones, ni siquiera sabemos qué es.
Enfoquémonos en dejar de esperar que sucedan ciertas cosas para no ser infelices. Si conseguimos liberarnos de esas expectativas de felicidad, lograremos disfrutar y estar en paz con nosotros y con el mundo. No hay fórmulas mágicas para conseguir la felicidad, cada uno tiene que descubrir su propia receta.
Ilustraciones tomadas de Internet
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