Reflexiones de Fin de Año
Voy a empezar este post manifestando mi profundo agradecimiento por todas las cosas que sucedieron en mi vida durante este 2014. Creo que el balance es absolutamente positivo, porque siento que todo lo que he vivido me ha dejado enseñanzas fabulosas, ha sido un año muy bien aprovechado!!. Una de las cosas más maravillosas, ha sido compartir con ustedes “La Ruta de Dulcinea”, muchas gracias porque ha sido un proyecto que nació desde mi corazón y que ha evolucionado de manera insospechada. Gracias, porque ustedes son parte importante de mi vida y de mi crecimiento espiritual.
Este año he aprendido a que todos somos seres de luz, amor y energía; por tanto debemos dedicarle tiempo a nuestro mundo interior, a nuestro desarrollo espiritual para lograr nuestro equilibrio y conectar con nosotros mismos; como consecuencia podremos construir relaciones armoniosas a nuestro alrededor. Es fundamental dedicar tiempo a nosotros para meditar, respirar, relajarnos, pensar; alimentar nuestra alma con buenas lecturas, cafés bien conversados, pelis o cualquier expresión artística.
Tal vez en estas fechas nos pongamos un poco nostálgicos al repasar todo lo que nos ha tocado recorrer; pero lo más importante es que miremos atrás con agradecimiento y valorando todo lo que vivimos, pensemos en los logros que alcanzamos en el 2014, en los momentos difíciles y nuestra fortaleza para afrontarlos. Reflexionemos acerca de nuestros aciertos para potenciarlos y en nuestros desaciertos para trabajar en las lecciones que nos dejaron. Para el 2015 debemos escuchar a nuestro corazón y visualizar nuestros deseos. Debemos trazarnos objetivos claros y decretarlos con entusiasmo. Además debemos proyectar nuestras relaciones con los demás y rodearnos solo de personas que aporten en nuestro crecimiento personal. Recordemos que debemos cultivar relaciones armoniosas, esto no quiere decir que debemos caminar con personas que no vibren en nuestra sintonía, lo importante es armonizar y dejar fluir.
Comparto contigo las cuatro leyes de espiritualidad de la India, que han sido de gran inspiración en mi vida y de seguro te ayudarán en la proyección de los propósitos para el nuevo inicio:
“La persona que llega es la persona correcta“, es decir que nadie llega a nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación.
“Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”, nada, de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante.
“En cualquier momento que comience, es el correcto“, Todo sucede en el tiempo indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es cuando comenzará.
“Cuando algo termina, termina”, si algo terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto es mejor dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.
Mis reflexiones y propósitos para el 2015 están enfocados en tomar consciencia de mis actos, asumiendo la responsabilidad de todo lo que sucede en mi vida sin culpar a los demás ni a las circunstancias que me han tocado vivir. Trabajo en el perdón desde el corazón, empiezo por perdonarme y contenerme a mí misma, para poder perdonar y olvidar disgustos, agravios, desamor, agresión, traición que me hayan causado. Me concentro en borrar de mi mente todos los momentos de este 2014, en donde no me he sentido a gusto, lo hago para que no se conviertan en un obstáculo y todo pueda fluir de manera natural. Visualizo mi 2015 lleno de alegría, experiencias amorosas, conexión con mis ángeles, abundancia, prosperidad y mucha armonía.
Antes de terminar, quiero compartir contigo una historia que me encanta acerca del Bambú y la metáfora de esperar con amor los sucesos en nuestras vidas. Tal vez hayas revisado los propósitos que te hiciste a inicios de este año y comprobaste que algunos se cumplieron y otros no. Seguro que has detectado que algunos los abandonaste a la mitad por falta de resultados inmediatos. Si ya tienes tu lista de nuevos propósitos para el 2015, recuerda que hay cosas que necesitan su tiempo de maduración; cultiva tu paciencia y perseverancia; pero sobre todo disfruta de cada cosa que te pasa como parte de tu camino de evolución personal. Deseo que este 2015 sea maravilloso para todos ustedes, que sea un año de aprendizaje y mucho amor. Confía en tu fuerza interior!!
Cuentan que dos niños, Riku y Kotaro, querían estudiar con el más famoso maestro Zen del Japón y acudieron a él con 8 años para que los tomara como discípulos. El maestro aceptó, pero les puso una condición: para ser mis discípulos y ser investidos como monjes zen, deberán ayudar en las labores del monasterio y ser capaz de cultivar y hacer crecer una planta. Ambos aceptaron, ya que les parecía una tarea ligera y fácil de realizar. El maestro les dio unas semillas y les indicó a cada uno donde debían plantarlas. Los dos niños estaban emocionados con la perspectiva de poder aprender con el maestro y tras las labores encomendadas, iban presurosos a regar la tierra en dónde habían plantado las semillas. Los meses fueron pasando y en el lugar en donde estaban las semillas, no crecía nada. Kotaro se impacientó y fue a preguntar al maestro que le respondió que la tarea era muy clara y que tocaba esperar. Aunque no lo veía muy claro, decidió seguir su consejo. Pero pasados dos años, Kotaro empezó a desmotivarse. Si las semillas eran malas o infértiles, jamás lograría ser monje. Tantas horas haciendo labores en el monasterio y regando la tierra, no habrían servido para nada. Él había ido a aprender zen y a meditar! Habló con su compañero Riku, convencido de que estaban perdiendo el tiempo y era mejor marcharse. Ryku no lo veía como él. El maestro había puesto una condición y estaba dispuesto a respetarla. Pero Kotaro no quería esperar más y decidió marcharse. Pasaron los años y Riku siguió en el monasterio, sin dejar de hacer las tareas y de regar su parcela de tierra. También acudía a algunas sesiones de meditación que le indicaba el maestro. Tal vez no lo consiguiera, pero la experiencia estaba siendo excelente. Aprendía cada día del maestro, de sus compañeros y de las labores que realizaba. Cuando estaba a punto de cumplir 15 años, al ir a regar su parcela, descubrió un pequeño brote verde. Siguió acudiendo como hacía cada día y en sólo seis semanas un hermoso bambú de casi treinta metros había crecido. El maestro le invistió como monje y le dijo las siguientes palabras: durante los primeros siete años, aunque parecía que nada sucediera, el bambú estaba creando las raíces que necesitaba para luego crecer treinta metros. Del mismo modo tu estabas adquiriendo la actitud que ahora te permite ser monje. Con los años, Ryku se convirtió a su vez en un venerable maestro.
Autor desconocido
Imágenes tomadas de Internet
- El Hilo Rojo: Más Allá del Destino - 7 enero, 2025
- Lo que traen los Reyes Magos - 3 enero, 2025
- Vivir en el presente es un acto de valentía y libertad - 18 diciembre, 2024