Resignificación del Ego
El ego se define como la opinión que tienes sobre ti mism@. Aunque se ha escrito, debatido y conceptualizado mucho alrededor del ego; lo cierto es que es un concepto, una teoría, una idea, una forma de pensamiento. Cuanto más creas que es real, más real se vuelve.
Se ha estigmatizado el concepto y creo que es momento que el “ego” pase por una conversión, un recableado, una redefinición. Muchas personas sienten la necesidad de disculparse por tener un ego que les vuelve seres egoístas. En realidad, somos creados a través de la ilusión de la separación, por lo que nos parece muy real. Este es el desafío y la oportunidad de ser seres humanos encargados de tomar decisiones y experimentar libremente.
Es un dilema existencial. ¿Nos enfocamos en nosotr@s puramente como seres espirituales o nos enfocamos en nosotr@s como seres separados aquí para tener la experiencia y la creación del yo individual? Me parece que ambos objetivos pueden coexistir, diferentes caminos hacia el mismo objetivo que es universal. Algunos pueden buscar el amor, la prosperidad, la aventura, la felicidad, la paz, pero todos quieren sentirse realizados.
La manera en que definimos las palabras resulta clave para para la comunicación. La palabra «ego» es una palabra ambigua que muchas personas parecen considerar con arrepentimiento en el mejor de los casos, y con desdén y vergüenza en el peor de los casos. Es considerado como el diablo que necesita ser rechazado, purificado y la fuente de la mayoría de nuestros problemas e infelicidades.
En psicología, el «ego» original era en realidad neutral, lo que denotaba la autoconservación y el autoenfoque de la identidad. Más tarde, «ego» denotó «yo» y luego se ramificó para significar algo diferente: una forma repleta, ignorante y grosera de egoísmo y narcisismo. Entonces se podría argumentar que este egocentrismo está en el centro de la infelicidad.
El escritor Eckhart Tolle describe que su ego murió en 1977 después de períodos prolongados de depresión suicida. Se despertó una noche y decidió: “No podía vivir conmigo mismo por más tiempo. Y en esto surgió una pregunta sin respuesta: ¿Quién es el ‘yo’ que no puede vivir consigo mismo? ¿Qué es el yo? Me sentí arrastrado a un vacío. No sabía en ese momento que lo que realmente sucedió fue que el yo creado por la mente, con su pesadez, sus problemas, que vive entre el pasado insatisfactorio y el futuro aterrador, se derrumbó. Se disolvió”. La noche siguiente, Tolle descubrió que todo era milagroso, profundamente pacífico, incluso el tráfico.
La infelicidad no es nuestro estado natural. Tampoco lo es la preocupación, la confusión, el miedo, la angustia o el terror. Es el egocentrismo el que alimenta las actitudes malsanas que conducen a tales estados de infelicidad. Creo que el amor y la compasión son los componentes más naturales del yo. Es la sociedad la que ha creado una versión fea, ignorante y egoísta del ego, que necesita ser recuperada. El yo no es feo, ni egoísta. Es nuestra expresión natural; está en nuestra naturaleza hacer el bien. La meditación nos permite conectarnos con esta conciencia o conciencia expandida que es nuestra verdadera naturaleza.
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