Sin Expectativas

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Alguna vez me han preguntado ¿cuál es tu expectativa respecto a tal o cual cosa o situación? Confieso que es una pregunta que me resulta muy complicada de responder. Nunca sé qué decir, suelo quedarme pensando por varios minutos y termino encogiéndome de hombros y respondiendo con frases hechas para salir del paso. Años después, he comprendido que en realidad no sé qué responder porque dentro de mí casi nunca existen expectativas. Si, sé que suena un poco raro, pero es así. Mis expectativas son bastante reservadas, no suelo tener expectativas porque amo la espontaneidad y dejo que las cosas fluyan.

En este punto es importante resaltar que las expectativas difieren de los conceptos de esperanza,  fe,  pensamientos positivos,  anhelos y objetivos. Las expectativas se refieren a lo que esperamos que ocurra, suposiciones que nos crean una idea de lo que tiene que ser y cuando no sucede así, nos desilusiona, nos frustra y nos causa sufrimiento. Pero en realidad lo que nos lastima es el hecho de que las cosas difieran a lo que esperábamos. Por eso pienso que las expectativas son arbitrarias, nacen de nuestras creencias, deseos o conductas aprendidas y muchas veces no conectan con la realidad.

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Cada uno de nosotros escribe su propia historia, pero inconscientemente incluimos en nuestro guion a las personas que nos rodean, les atribuimos pautas de comportamiento y hasta nuestra interrelación con ell@s. Entonces cuando algo sale de ese guion, que indica la forma “correcta” en que el otro debe actuar; y si no cumple lo que hemos establecido, nos sentimos ofendidos y frustrados. Por ejemplo, cuando tu pareja olvida el aniversario, según tu guion debió felicitarte por la mañana y llegar a casa con flores porque, según tú, esa es la manera de demostrarte su amor; pero como no ocurrió como lo habías concebido en tu mente, te sientes triste, resentid@ y piensas que la relación se está enfriando. Es necesario respetar y respetarnos para evitar que las actitudes ajenas nos perturben, debemos aceptar la esencia de cada persona, todos somos diferentes y actuamos de manera distinta, nadie ve el mundo de la misma forma porque todos tenemos historias diferentes, distintas percepciones y sentimientos.

Trabajemos en dejar las expectativas de lado, sin juzgar; dejemos que todo fluya. Esperemos menos y aprendamos más!! Para eso es necesario soltar, dejar ir viejos patrones; debemos desarrollar actitudes nuevas y positivas ante la vida. Atrevámonos a soltar esas expectativas que tenemos sobre el futuro; soltemos desde el ego la necesidad de controlar. Enfoquémonos en nuestro tu trabajo personal, en superarnos y dar lo mejor cada día. Aunque las cosas resulten diferentes a como las habíamos planeado, es importante disfrutarlas y rescatar aquello que nos llevará al siguiente nivel. El universo nos dará siempre lo mejor; hagamos espacio para que se muestre.

Ilustraciones tomadas de Internet
Dulcinea
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