Solo conmigo
Los momentos que más me gustan, son los cafés bien conversados con mis amigos, porque creo que son parte de mi crecimiento personal, disfruto de su compañía y también me encanta analizar y reflexionar, a solas, sobre todo lo que hablamos. Estos últimos días, esas magníficas charlas tuvieron como tema recurrente a la soledad. Muchas personas sienten que los acompaña la soledad; pero además la asumen como un estado negativo, de depresión y aburrimiento.
Es cierto que los seres humanos vivimos en sociedad, pero también lo es que somos seres individuales. Nacemos solos y morimos solos, con gente a nuestro alrededor, pero solos. Si lo pensamos bien, hay muchos instantes de nuestras vidas en que debemos hacer cosas nosotros solos, por ejemplo ir al baño, leer un libro, pensar, tomar decisiones, conducir, meditar; entre otras, que solo es posible disfrutar desde nuestra individualidad.
La soledad no tiene que ver con cuánta gente haya a tu alrededor. Creo que la soledad no estar sin nadie es estar conmigo; para encontrarme, disfrutarme, escuchar mis silencios y mis pensamientos. Lo importante es que yo misma me caiga bien, disfrute de mí, que me acepte y que comprenda que soy mi mejor compañía.
Solo si entiendo que soy mi mejor amiga, podré disfrutar de un almuerzo conmigo sin sentirme mal porque no hay nadie acompañándome; o ir al cine a disfrutar de una buena película sin perdérmela porque no había nadie disponible; o quedarme en casa un fin de semana leyendo o viendo la tele sin deprimirme. Creo que estar rodeados de familiares y amigos es una bendición, pero también creo que disfrutarme de mí, lo es. Solo si me divierto y me disfruto a plenitud, podre valorar con el corazón la compañía de los demás.
Es magnífico tener momentos de introspección porque nos ayudan a reflexionar y a definir nuestra propia identidad. La soledad nos da la oportunidad de valorar nuestro entorno, a definir lo importante sobre lo urgente, a trazar nuestro camino de vida sin imposiciones ni modelos a seguir.
Trabajemos en erradicar la idea de que la soledad es mala, porque en realidad nunca estás solo; siempre estas contigo. La soledad es necesaria para nuestro desarrollo personal y espiritual. Nos regala silencio para escuchar nuestros ruidos internos, nos da la oportunidad de conectar con nosotros mismos y con el universo.
Imágenes: Internet
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