Spoiler: el libro es mejor que la película
¿Cuántas veces has salido del cine diciendo: “¡Me gustó, pero el libro era mejor!”? No es solo una frase de lector empedernido, es una verdad que tiene raíces profundas. Y no se trata de despreciar el séptimo arte (¡amamos el cine!), sino de reconocer que los libros tienen una magia distinta, íntima, transformadora. Leer es una forma de habitarnos y de comprender el mundo.
Cuando abrimos un libro, entramos en un diálogo silencioso con otros tiempos, con otros lugares, con otras voces… y también con la nuestra. Leer no es solo recibir información: es una experiencia activa, una forma de pensar, sentir y conectar.
La psicóloga Maryanne Wolf, experta en neurociencia cognitiva de la lectura, ha demostrado que la lectura profunda activa áreas cerebrales relacionadas con la empatía, la toma de perspectiva y la reflexión crítica. En su libro Reader, Come Home (2018), advierte que, en un mundo saturado por la lectura rápida y fragmentada, recuperar el hábito de leer con atención es un acto de resistencia y cuidado personal.
No importa si estás leyendo una novela de aventuras, un ensayo filosófico, una novela de suspense o una biografía: cada historia que consumimos nos deja algo. A veces es una enseñanza, a veces una emoción, y muchas veces, una pregunta que nos acompaña durante días.
Leer no solo amplía nuestro vocabulario o mejora nuestra ortografía (que también), sino que amplía nuestro universo simbólico. La lectura de mejora la capacidad de las personas para entender los estados mentales de los demás, es decir, fortalece nuestra empatía.
No hace falta leer 50 libros al año. A veces un solo libro —el libro justo— puede mover los cimientos de nuestra manera de pensar o inspirarnos a hacer cambios reales. En un mundo que valora la productividad por encima de la pausa, leer es una forma de volver al centro.
La lectura sostenida desarrolla habilidades clave para la vida personal y profesional: comprensión, análisis, creatividad, pensamiento crítico, escucha, conexión emocional. Un informe de la Universidad de Oxford (2024) encontró que las personas que leen por placer tienen más posibilidades de alcanzar buenos resultados académicos y éxito profesional a largo plazo, incluso más que quienes se destacan en matemáticas.
Hay quienes creen que leer “es para intelectuales” o para personas con mucho tiempo. Pero leer no es un lujo, es una herramienta vital. No importa si lees en papel o en digital, novelas o cómics, clásicos o contemporáneos. Lo importante es que te permitas habitar esas páginas.
Entonces… ¿por qué el libro es mejor que la película?
Porque en el libro, tú construyes los rostros, las voces, los silencios. Porque puedes detenerte, volver atrás, subrayar, conversar con el texto. Porque las páginas guardan matices que a veces se pierden en la pantalla. Y porque, al leer, no solo ves una historia: te haces parte de ella.
Creo en el poder de las palabras y en el placer de leer por el simple gusto de hacerlo. Hoy más que nunca, necesitamos historias que nos recuerden quiénes somos, quiénes fuimos y quiénes podemos llegar a ser.
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