Unicornios
Hace unos días una amiga me regaló un precioso colgante de un Unicornio, fue una hermosa sincronía porque aunque ella no lo sabía, a mí siempre me han atraído mucho los unicornios. Cuando era niña tenía una fabulosa colección de juguetes.
Los unicornios son animales fantásticos, protagonistas de grandes historias y leyendas, asociados con la divinidad, espiritualidad y sabiduría. No se sabe con exactitud de dónde provienen; pero han sido símbolo de santidad, virginidad y fuerza en varias culturas. Su imagen corresponde a un caballo joven, generalmente blanco, con un cuerno con forma de espiral, al que se le atribuyen dones mágicos y la fuente de su juventud; también tiene patas de antílope y su inteligencia es comparable a la de un humano.
Los unicornios presentan una especial resistencia a la magia; son inmunes a los hechizos, a los conjuros de muerte y al veneno. Su cuerno mágico tiene poderes sanadores y su magia les permite teletransportarse si detectan el peligro. Son seres intuitivos, independientes y solitarios. Es muy difícil encontrarse con un unicornio, ellos solo se muestran ante doncellas de corazón puro.
Los unicornios también pueden ser interpretados como representaciones psicológicas, así la asociación primaria es con un caballo que refleja nuestros pensamientos en su estado más puro, estos pueden desbocarse y por ello es necesario tener riendas para que no se desborden en un exceso de libertad.
Su cuerno en forma de espiral, encierra el gran misterio del yin y yang, es decir la energía masculina y femenina. Cada ser humano alberga esa polaridad sagrada y fabulosa integración permite el equilibrio que potencia nuestra intuición y nos guía por el camino de nuestra sabiduría interior. Se dice que para ver a un unicornio se requiere a “una doncella de corazón puro”, y esto lo podemos relacionar con la pureza de nuestra mente, guiada por la belleza de un ser honesto y amoroso.
El unicornio y su simbología nos guía hacia el equilibrio, los pensamientos amorosos, a potenciar nuestra intuición. Nos muestra el camino de la autoaceptación como punto de partida a la trascendencia. Es decir, no es posible brillar sino trabajamos en nuestro interior, en amarnos, perdonarnos, sanar todo aquello que nos lastima y no nos permite avanzar. Todo esto solo se logra amando nuestro presente, comprendiendo que todo lo que hemos vivido hasta hoy sirve para crecer. El unicornio es un animal mágico de carácter noble, puro y muy espiritual.
Imágenes tomadas de Internet
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