Vivir sin culpas
La sociedad nos dice que sentir culpa es parte de nuestra evolución, que ser compasivos es sentir culpa para no dañar a los demás. Las religiones y las familias imponen la culpa para ejercer el control. Si lo piensas, la culpa se inventó para que sea siempre tuya, para que te juzgues. Pero es muy importante que asumas que la culpa no es tuya, que no es más que una forma de opresión.
“El hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, ésa es la pesadilla de la vida.”
Oscar Wilde
La culpa es una emoción destructiva que nos impide pensar con claridad y nos orilla a lastimarnos y lastimar a los demás. Existen formas de escapar de la prisión de la culpa y aquí te dejo algunos consejos:
1. La culpa no es natural; ningún ser humano nace con culpa. La culpa se aprende por completo, se transmite de generación en generación como un manto oscuro, pesado y mal ajustado. La inocencia, la libertad y la paz interior son nuestro estado natural; todo lo demás es una anomalía de nuestra verdadera esencia. La felicidad genuina mora dentro de ti, te la mereces y es tu destino.
2. Identifica cada momento como una elección entre el miedo y el amor. Cada pensamiento, cada palabra que dices y cada acción que realizas procede del amor o del miedo. La paz y el malestar, la inocencia y la culpa, la curación y la enfermedad surgen de esa única elección fundamental. Si te enojas o enfrentas una situación desafiante, pregúntate: «¿Qué me dice ahora la voz del miedo o la culpa?» Identifica claramente las palabras y la energía de la voz crítica. Luego pregúntate: «¿Qué me diría la voz de bondad y aliento en contraste?» Cuando reconozcas la diferencia experiencial entre la voz dura y exigente y la voz suave y liberadora, verás claramente qué hacer y cómo vivir.
3. Libérate de la culpa no echándola sobre los demás. Cuando juzgas a los demás, te vuelves susceptible a los juicios, consideras a una persona a la que juzgas e identifica el rasgo o acción por la que juzgas a esa persona. Observa los sentimientos que genera el juicio dentro de ti. En ese momento estás lo más lejos posible de la paz. Ahora imagina liberar a esa persona de tu juicio. Por un momento, suspende tu disgusto. Fíjate en la libertad que experimentas. Todo lo que das, te lo das a ti mism@.
4. Replantea las experiencias a tu favor. Puedes elegir ver cualquier situación desde un punto de vista que te traiga paz en lugar de desdicha. Los hechos no cambian, pero tu perspectiva, junto con su experiencia, sí.
5. Deja de castigarte por tu pasado. El único lugar donde vive el pasado es tu mente; los eventos que ocurrieron importan menos de lo que piensas sobre ellos ahora. Todos hemos cometido errores y lo que hacemos con ellos determina nuestra experiencia actual. Si sigues repasando tus errores, ellos gobernaran tu vida. Si los bendices por tu aprendizaje y encuentras formas de mirarlos que te traen paz, se convertirán en tus amigos. Piensa en un error por el que te sigues reprendiendo. ¿Qué has aprendido de esta experiencia? ¿Cómo te ha servido a ti o a otr@s? ¿Hay otra forma de verlo que te ayude a seguir adelante con tu vida?
6. Deja que la alegría sea tu brújula. Tu felicidad no resta valor al bien de los demás; solo se suma a eso. Cuando estás en paz contigo, elevas a todos los que conoces con la energía que expresas. Sigue eligiendo en armonía con tu alegría y atraerás el éxito y estimularas a otros a lograr el suyo. Piensa en una elección que realmente te haría feliz. ¿Cómo bendecirá y servirá esta elección a los demás en lugar de quitarles el bien?
7. Redefinir el éxito como paz interior. La mayoría de las formas que nos han enseñado para alcanzar el éxito nos hacen sentir miserables. Sin embargo, la única medida real de éxito es la paz interior. Cuando eres feliz por dentro, cumples tu propósito en la vida. Observa lo que estás haciendo para lograr éxito, pero que al mismo tiempo te está haciendo infeliz. Si tuvieras que hacer de la paz interior tu máxima prioridad, ¿qué dejarías de hacer? ¿De qué harías más?
Hemos llegado al punto en la evolución humana en que estamos list@s para dejar atrás la culpa y reclamar los dones de nuestra inocencia natural. Puedes llevar a otros a la libertad reclamando la suya propia. Cuando te sientas culpable por algo, solo respira y piensa que también es válido equivocarse, que también es válido no haber estado a tiempo o tomar el camino mas largo; piensa en lo maravilloso que es respirar y seguir con entusiasmo, confiando en que todo lo que sucede en la vida es para evolucionar, aunque a veces no entendamos!
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