Zona de Confort
Hace algunas semanas compartí un paseo con un buen amigo, con quien he tenido siempre las conversaciones más divertidas. Esa tarde, me dio la buena noticia de que le habían otorgado la beca que había perseguido durante años; una oportunidad que le permitiría hacer una maestría y trabajar al mismo tiempo en Australia, su viaje soñado. Mientras me lo contaba note que su rostro no reflejaba la alegría con la que yo celebraba la noticia. Fue entonces cuando me dijo que no estaba muy seguro de tomar la beca, porque tendría que renunciar a su empleo, dejar a su familia, sus amigos y empezar desde cero muy lejos de donde su vida está.
Conversamos de todo lo que representaba esa oportunidad en su vida profesional y personal; de sus miedos y de sus objetivos; la plática se puso más interesante cuando terminamos reflexionando acerca de la zona de confort. Ese lugar, dentro de nuestra percepción, en el que estamos tan cómodos con todo que no pensamos en cambiar nada de nuestras vidas; al punto de no tener aspiraciones de crecimiento ni superación; ese lugar comandado por la comodidad.
Ahí se esta tan a gusto, que caemos en la desidia. La encontramos en nuestras rutinas diarias, en nuestra casa, en nuestra habitación, en el supermercado, en nuestras dinámicas con los amigos; en nuestro trabajo, que aunque no sea gran cosa, nos da para pagar cuentas; pero ni siquiera barajamos la posibilidad de renunciar porque es algo seguro y necesitamos el dinero. También podemos reconocernos en nuestra zona de comodidad, en nuestras relaciones de pareja, que aunque tal vez sea una dinámica de peleas diarias; no nos atrevemos a cortar por miedo a quedarnos solos.
La zona de confort es un lugar que hemos ido conquistando y que también nos ha conquistado a nosotros; generando dependencia porque el solo pensar salirnos de ahí nos genera ansiedad, miedo y nerviosismo. Nos consolamos con el dicho “más vale malo conocido, que bueno por conocer”; pero también es una zona aburrida, poco interesante y monotona; es el terreno del conformismo, que no te permite superarte.
Es importante salir de la zona de confort para tener más oportunidades, para trazarnos nuevas metas y para crecer, para experimentar situaciones diferentes, para tener una nueva visión del mundo, que nos permita desarrollar nuestra seguridad personal y crecer en los distintos ámbitos de nuestra vida, personal, social, económico y espiritual. Comparto contigo un vídeo que me resulta muy inspirador y que ilustra el tema Unknowation
Siempre he pensado que cuando algo ya no me demanda demasiado esfuerzo y se convierte en una actividad rutinaria, ha llegado el punto de inflexión; el momento de darme la oportunidad de renovarme para continuar con mi crecimiento personal. Como mi buen amigo, quien ha emprendido su camino hacia Melbourne, Australia; para conquistar sus sueños, aunque para ello haya tenido que abandonar sus rutinas para construir una nueva zona de confort. Estoy convencida, que como mi amigo, quiero vivir mi vida a plenitud, sin ser gobernada por mis miedos, con mucha responsabilidad asumiendo las consecuencias de todo lo que me toca vivir. Estoy trabajando día a día en renovarme y vivir cada día con emoción para evolucionar y trascender.
Imágenes tomadas de Internet
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