Hoy, hace un año!
Hoy, una red social me recordó lo que estaba haciendo exactamente hace un año. Fue como abrir una pequeña cápsula del tiempo digital, apareció sin previo aviso, como hacen siempre estos algoritmos: con la puntería emocional precisa. Era una imagen sencilla, pero al verla no pude evitar suspirar. No por nostalgia, sino por todo lo que ha cambiado desde entonces.
Ahí estaba yo, en otra piel, en otro ritmo, con otras preocupaciones, con otras ilusiones. Y no pude evitar sonreír. La memoria es traviesa, nos salpica de nostalgia, nos sacude con ternura… y a veces también nos enfrenta con preguntas que aún no tienen respuesta. Hoy, esas mismas preguntas ya no existen. Algunas se resolvieron con el tiempo, otras dejaron de importar, y varias se transformaron en nuevas certezas que me sostienen. Pero no por eso el panorama está despejado: ahora hay otras preocupaciones rondando, otras metas alcanzadas que dan lugar a nuevas dudas. Un ciclo que se repite, como un loop.
En estos doce meses he dejado cosas atrás; proyectos, personas, rutinas, versiones de mí que ya no necesito. Soltar no siempre fue fácil, pero cada vez que lo hice, descubrí una fuerza nueva. Y, sobre todo, una certeza: nada es para siempre… y eso, en lugar de dar miedo, puede ser una invitación. Y ahí está el aprendizaje, la vida es una danza entre la incertidumbre y la certeza, entre el miedo y la esperanza. Nada es fijo. Todo pasa, todo cambia. La impermanencia no es una amenaza, es una invitación a soltar y confiar. A mirar hacia atrás con gratitud y hacia adelante con una sonrisa, aunque sea temblorosa.
Volver al recuerdo de hace un año me recordó que soy yo quien decide como enfrento todo lo que sucede en mi vida. Que he aprendido, sí, pero que sigo aprendiendo. Que incluso cuando siento que no sé por dónde voy, estoy caminando. Y eso basta. Porque no se trata de tener todas las respuestas, sino de tener la actitud de buscarlas con esperanza, incluso en medio del caos.
Hoy me veo y me reconozco. No soy la misma de hace un año, pero tampoco soy completamente distinta. Estoy en esa transición permanente que es vivir. A veces con certezas, muchas veces con incertidumbre. Y, sin embargo, aquí sigo: creando, aprendiendo, equivocándome, reintentando.
Así que, si hoy estás en uno de esos días grises donde el futuro asusta y la presente pesa, recuerda que también este momento pasará. Y quizá, dentro de un año, suspires al mirar atrás y sonrías. Como lo hice yo hoy.
Te invito a mirar tu propio camino con compasión. No para quedarte atrapada en el pasado, sino para ver con claridad cuánto has crecido… y seguir caminando con conciencia y gratitud.
- La cultura de lo efímero - 5 noviembre, 2025
- Hablemos de disfraces - 10 octubre, 2025
- El eco del miedo: de Poe a Stephen King, el poder del silencio y las historias que nos persiguen - 4 octubre, 2025



